Papa Francisco en homilía del Consistorio de Cardenales 28-11-2020: «Estar vigilantes para permanecer en el camino de Jesús»  

* «Jesús, después de haberles explicado nuevamente lo que le iba a suceder en Jerusalén, miró a los Doce, fijó en ellos sus ojos, como diciendo: “¿Está claro?”. Después retomó el camino, a la cabeza del grupo, y del grupo se separaron dos: Santiago y Juan. Se acercaron a Jesús y le expresaron su deseo: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Y este es otro camino. No es el camino de Jesús, es otro. Es el camino de quien, quizás, sin ni siquiera darse cuenta, “usa” al Señor para promoverse a sí mismo; de quien —como dice san Pablo— busca su propio interés, no el de Cristo»

Video completo de la transmisión en directo de Vatican News de la homilía del Papa traducida al español

* «Con los pies, con el cuerpo podemos estar con Jesús, pero nuestro corazón puede estar lejos y llevarnos fuera del camino. Pensemos en los muchos tipos de corrupción en la vida sacerdotal. Así, por ejemplo, el rojo púrpura del hábito cardenalicio, que es el color de la sangre, se puede convertir, por el espíritu mundano, en el de una distinción eminente. Y tú ya no serás el pastor cercano al pueblo, sentirás que eres sólo “la eminencia”. Cuando sientas esto, estarás fuera del camino. Sólo el Señor, en realidad, puede salvar a sus amigos desorientados y con el riesgo de perderse; sólo su cruz y su resurrección. Por ellos y por todos, Él subió a Jerusalén. Por ellos y por todos, entregó su cuerpo y derramó su sangre. Por ellos y por todos, resucitó de entre los muertos, y con el don del Espíritu los perdonó y los transformó. Finalmente, los orientó para que lo siguieran en su camino. San Marcos —como también Mateo y Lucas— agregó este relato en su Evangelio porque es una Palabra que salva, una Palabra necesaria para la Iglesia de todos los tiempos. También nosotros, Papa y cardenales, tenemos que reflejarnos siempre en esta Palabra de verdad. Es una espada afilada, nos corta, es dolorosa, pero al mismo tiempo nos cura, nos libera, nos convierte. Conversión es justamente esto: desde fuera del camino, volver al camino de Dios. Que el Espíritu Santo nos conceda, hoy y siempre, esta gracia»


Vídeo de la creación de Cardenal del P. Raniero Cantalamessa

En el consistorio de este sábado, el capuchino Raniero Cantalamessa, de 86 años, predicador de la Casa Pontificia desde 1980, fue creado cardenal en reconocimiento a esos cuarenta años de dedicación a los Papas y a la Curia. Por voluntad propia, no ha sido consagrado obispo, algo infrecuente pero no extraordinario: entre los más célebres en su mismo caso, San John Henry Newman (1879) y los tres «padres» de la «nueva teología», Henri de Lubac (1993), Hans Urs von Balthasar (1988, aunque no llegó a recibir el capelo porque murió dos días antes de la ceremonia) e Yves Congar (1994).


Camino Católico.- El Papa Francisco, el sábado 28 de noviembre, ha presidido a las 4 de la tarde, en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, el Consistorio público ordinario para la creación de Trece nuevos cardenales. Dos de Asia, no pudieron llegar a Roma. Un centenar de fieles ha estado presente en la ceremonia.

El Santo Padre dirigiéndose a todos los fieles, y principalmente a los Cardenales, centró su homilía en el tema del camino, y refiriéndose al texto del evangelista Marcos 10, 32-45 ha afirmado que el camino “es el lugar donde se desarrolla siempre la trayectoria de la Iglesia: el camino de la vida, de la historia, que es historia de salvación en la medida en que se hace con Cristo, orientado a su Misterio pascual. Jerusalén siempre está ante nosotros. La cruz y la resurrección pertenecen a nuestra historia, son nuestro presente, pero también son la meta de nuestro camino”.

El Papa ha recordado que este relato evangélico ha estado presente con frecuencia en los consistorios y subrayó: “No es sólo un “trasfondo”, sino la “hoja de ruta para nosotros que estamos hoy en camino con Jesús, que va delante de nosotros. Él es la fuerza y el sentido de nuestra vida y de nuestro ministerio”.

El Obispo de Roma subrayó dos movimientos que muchas veces suceden en quienes desean seguir a Jesús: “Todos nosotros queremos a Jesús, todos deseamos seguirlo, pero tenemos que estar siempre vigilantes para permanecer en su camino. Porque con los pies, con el cuerpo podemos estar con Él, pero nuestro corazón puede estar lejos y llevarnos fuera del camino. Así, por ejemplo, pensemos en tantos tipos de corrupciones en la vida sacerdotal. el rojo púrpura del hábito cardenalicio, que es el color de la sangre, se puede convertir, por el espíritu mundano, en el de una distinción eminente, y ya no serás más el pastor cercano a la gente. Sentirás que eres sólo la eminencia. Cuando sientas eso, estarás fuera del camino».

El texto de Marcos, afirma el Papa, muestra “dos recorridos opuestos. Sólo el Señor, en realidad, puede salvar a sus amigos desorientados y con el riesgo de perderse; sólo su cruz y su resurrección. Por ellos y por todos, Él subió a Jerusalén. Por ellos y por todos, entregó su cuerpo y derramó su sangre. Por ellos y por todos, resucitó de entre los muertos, y con el don del Espíritu los perdonó y los transformó. Finalmente, los orientó para que lo siguieran en su camino”.

El Papa concluyó la homilía afirmando: “También nosotros, Papa y cardenales, tenemos que reflejarnos siempre en esta Palabra de verdad. Es una espada afilada, nos corta, es dolorosa, pero al mismo tiempo nos cura, nos libera, nos convierte. Conversión es justamente esto: desde fuera del camino, volver al camino de Dios”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la homilía del Papa traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Jesús y los discípulos estaban en el camino, iban de camino. El camino. El camino es el lugar donde se realiza la escena que describe el evangelista Marcos (cf. 10, 32-45). Y es el lugar donde se desarrolla siempre la trayectoria de la Iglesia: el camino de la vida, de la historia, que es historia de salvación en la medida en que se hace con Cristo, orientado a su Misterio pascual. Jerusalén siempre está ante nosotros. La cruz y la resurrección pertenecen a nuestra historia, son nuestro presente, pero también son la meta de nuestro camino.

Este relato evangélico ha estado presente con frecuencia en los consistorios para la creación de nuevos cardenales. No es sólo un “trasfondo”, sino la “hoja de ruta” para nosotros que estamos hoy en camino con Jesús, que va delante de nosotros. Él es la fuerza y el sentido de nuestra vida y de nuestro ministerio.

 

Por tanto, queridos hermanos, hoy nos toca a nosotros confrontarnos con esta Palabra.

Marcos subraya que, en el camino, los discípulos «estaban asombrados […] tenían miedo» (v. 32). Pero ¿por qué? Porque sabían lo que les esperaba en Jerusalén; lo intuían, es más, lo sabían, porque Jesús ya les había hablado abiertamente en otras ocasiones. El Señor conoce el estado de ánimo de los que lo siguen, y esto no lo deja indiferente. Jesús no abandona jamás a sus amigos; no los olvida nunca. Aun cuando parece que vaya derecho por su camino, Él siempre lo hace por nosotros. Y todo lo que hace, lo hace por nosotros, por nuestra salvación. Y, en el caso específico de los Doce, lo hace para prepararlos a la prueba, para que puedan estar con Él, ahora, y sobre todo después, cuando Él no esté más con ellos. Para que estén siempre con Él en su camino.

Sabiendo que el corazón de los discípulos estaba turbado, Jesús llamó aparte a los Doce y, «otra vez», les dijo «lo que le iba a suceder» (v. 32). Lo hemos escuchado: es el tercer anuncio de su pasión, muerte y resurrección. Este es el camino del Hijo de Dios. El camino del Siervo del Señor. Jesús se identifica con este camino, hasta el punto de que Él mismo es este camino. «Yo soy el camino» (Jn 14,6). Este camino, y ningún otro.

Y en este momento sucedió un “golpe de efecto” que trastocó e hizo posible que Jesús pudiera revelarles a Santiago y a Juan —pero en realidad a todos los Apóstoles y a todos nosotros— el destino que les esperaba. Imaginemos la escena: Jesús, después de haberles explicado nuevamente lo que le iba a suceder en Jerusalén, miró a los Doce, fijó en ellos sus ojos, como diciendo: “¿Está claro?”. Después retomó el camino, a la cabeza del grupo, y del grupo se separaron dos: Santiago y Juan. Se acercaron a Jesús y le expresaron su deseo: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda» (v. 37). Y este es otro camino. No es el camino de Jesús, es otro. Es el camino de quien, quizás, sin ni siquiera darse cuenta, “usa” al Señor para promoverse a sí mismo; de quien —como dice san Pablo— busca su propio interés, no el de Cristo (cf. Flp 2,21). Sobre esto, san Agustín tiene un estupendo Sermón sobre los pastores (n. 46), que siempre nos hace bien releer en el Oficio de Lecturas.

Jesús, después de haber escuchado a Santiago y Juan, no se alteró, no se enojó. Su paciencia fue verdaderamente infinita. También con nosotros tuvo, tiene y tendrá paciencia. Y les respondió: «No sabéis lo que pedís» (v. 38). Los disculpó, en cierto sentido, pero al mismo tiempo también los acusó: “Ustedes no se dan cuenta de que se salieron del camino”. En efecto, inmediatamente después fueron los otros diez apóstoles los que demostraron, con su actitud de indignación hacia los hijos de Zebedeo, que todos estaban tentados de salirse del camino.

Queridos hermanos: Todos nosotros queremos a Jesús, todos deseamos seguirlo, pero tenemos que estar siempre vigilantes para permanecer en su camino. Porque con los pies, con el cuerpo podemos estar con Él, pero nuestro corazón puede estar lejos y llevarnos fuera del camino. Pensemos en los muchos tipos de corrupción en la vida sacerdotal.Así, por ejemplo, el rojo púrpura del hábito cardenalicio, que es el color de la sangre, se puede convertir, por el espíritu mundano, en el de una distinción eminente. Y tú ya no serás el pastor cercano al pueblo, sentirás que eres sólo “la eminencia”. Cuando sientas esto, estarás fuera del camino.

El momento en que el padre Raniero Cantalamessa OFM Cap., predicador de la Casa Pontificia, ha sido creado Cardenal por el Papa Francisco con su hábito de franciscano capuchino

En este relato evangélico, lo que siempre sorprende es el claro contraste entre Jesús y los discípulos. Jesús lo sabe, lo conoce, y lo soporta. Pero el contraste permanece: Él en el camino, ellos fuera del camino. Dos recorridos opuestos. Sólo el Señor, en realidad, puede salvar a sus amigos desorientados y con el riesgo de perderse; sólo su cruz y su resurrección. Por ellos y por todos, Él subió a Jerusalén. Por ellos y por todos, entregó su cuerpo y derramó su sangre. Por ellos y por todos, resucitó de entre los muertos, y con el don del Espíritu los perdonó y los transformó. Finalmente, los orientó para que lo siguieran en su camino.

San Marcos —como también Mateo y Lucas— agregó este relato en su Evangelio porque es una Palabra que salva, una Palabra necesaria para la Iglesia de todos los tiempos. Aun cuando los Doce hacen un mal papel, este texto entró en el Canon porque muestra la verdad sobre Jesús y sobre nosotros. Es una Palabra beneficiosa también para nosotros hoy. También nosotros, Papa y cardenales, tenemos que reflejarnos siempre en esta Palabra de verdad. Es una espada afilada, nos corta, es dolorosa, pero al mismo tiempo nos cura, nos libera, nos convierte. Conversión es justamente esto: desde fuera del camino, volver al camino de Dios.

Que el Espíritu Santo nos conceda, hoy y siempre, esta gracia.

Francisco

Vídeo resumen del Consistorio para la creación de nuevos Cardenales

Vídeo Completo de la celebración del Consistorio para la creación de nuevos Cardenales


El Papa Francisco y los nuevos cardenales visitan a Benedicto XVI

Al final de la celebración del Consistorio Público Ordinario, esta tarde, el Santo Padre y los 11 nuevos cardenales presentes en Roma visitaron al Papa Emérito, Benedicto XVI, en la Capilla del Monasterio «Mater Ecclesiae». En un ambiente de afecto, los Cardenales fueron presentados individualmente al Papa Emérito, quien expresó su alegría por la visita y, después de cantar la Salve Regina, les dio su bendición. Poco después de las 5 p.m. la visita terminó».

La visita al monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano se ha convertido en una costumbre, siempre renovada a partir del Consistorio de 2016. En las dos primeras ocasiones de 2014 y 2015, el Papa Emérito participó en la celebración en la Basílica de San Pedro. El año pasado, al dar la bienvenida a los nuevos purpurados, Benedicto XVI les recordó el valor de la fidelidad al Papa.

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