Padre Aldo Trento: De la extrema izquierda y 15 años de depresión a los moribundos en las misiones
* "En mayo de 1974, siendo profesor de secundaria, animé a mis alumnos a venir conmigo a una manifestación contra la visita de Kissinger en Italia. Yo no podía ir a menos que el aula quedara vacía, y cuatro alumnos se negaron. "Usted habla mucho de acción y cambio, pero hay cosas que sólo cambian por Cristo", me dijeron. Eran unos chicos de Comunión y Liberación (CL). Y empecé a cambiar mi visión de las cosas"
*Encontrandose tanto tiempo deprimido "acompañado por otro sacerdote, cobré conciencia de que Dios no me estaba castigando, que Él me amaba"
8 de septiembre de 2009.- Aldo Trento, italiano, llegó a Paraguay hace 20 años, sumido en una depresión inacabable. Pero de esa vivencia salieron sus obras: un centro para enfermos crónicos y terminales, un asilo, una escuela, una granja para enfermos de sida, un servicio de donantes de sangre y un banco de alimentos.
(Pablo J. Ginés / Forum Libertas) Es párroco de San Rafael, en la capital paraguaya, y responsable de la ingente obra solidaria de la Fundación San Rafael (http://www.sanrafaelobras.com ). Ha escrito dos libros sobre las reducciones, las misiones de los jesuitas con los indios guaraníes del siglo XVII y XVIII, y es responsable de una exposición sobre este tema que han visto miles de personas durante el Meeting de Rímini. Pertenece a la fraternidad San Carlos Borromeo (www.fraternidadsancarlos.org), la orden de sacerdotes misioneros del movimiento Comunión y Liberación (www.clonline.org) .
– Padre Aldo, cuéntenos por favor cómo llegó usted a las misiones.
– Usted que tiene experiencia de primera mano, ¿qué nos puede decir de la depresión?
– Usted devolvió al gobierno Berlusconi sus medallas honoríficas por el caso de la joven Eluana… La Orden de la Estrella de la Solidaridad, que le entregó Berlusconi en persona.
– Usted ha presentado en Rímini la exposición "Una vida feliz por Dios y por el Rey", sobre las misiones de los jesuitas en la América Hispana.
– Si leemos el testamento de Isabel la Católica y otros documentos, se ve con claridad que la empresa de España en América pretendía sobre todo evangelizar. Carlos V, después de convocar el debate de Sepúlveda y Las Casas en Valladolid, declaró que no le importaba la quiebra económica "por no perder una sola alma para Cristo". En la presencia española en América, como en todo lo humano, la cruz y la espada, la gracia y el pecado iban de la mano. Lo que yo digo es que los jesuitas eran unos enamorados de Cristo, del hombre y de los guaraníes.
– En la exposición se recuerda algo insólito: un ejército de indios y curas que gana una batalla
– Sí. Durante décadas, los esclavistas portugueses, llamados "paulistas" o "mamelucos", atacaron las misiones. El padre Montoya organizó un éxodo de 12.000 indios hasta la zona que hoy es Argentina huyendo de los esclavistas. Pero no bastó. Como los ataques seguían, pidieron permiso al rey para armar a los guaraníes. También acudieron a Roma y el Papa emitió una bula condenando los ataques a las misiones.
– ¿Quién acabó con las reducciones del Paraguay?
– El mayor culpable fue el rey de España, Carlos III, al expulsar a los jesuitas en 1768. El marqués de Pombal en Portugal y la masonería hicieron circular que los jesuitas tenían un reino independiente en América, hablaban de un "indio rey Nicolás I del Paraguay". Incluso muchos eclesiásticos creían esta historia. Es muy triste, pero en España recibieron a los jesuitas expulsados de América con abucheos y tomatazos. España encargó a franciscanos y curas diocesanos la pastoral de los indios, pero éstos eran demasiado angelicales, sólo daban los sacramentos, no tenían capacidad organizativa ni política. Sin la protección política de los jesuitas, las misiones se vaciaron o fueron saqueadas.
– ¿Qué piensa usted de la llamada "teología indígena" y de la teología de la liberación?
– Mientras que Isabel la Católica pidió que el evangelio llegase a todos los hombres, hoy algunos proponen una especie de cristianismo indigenista, donde parece que Jesús sólo se interesa por los indios y no por los otros hombres. Esto es un error. Los jesuitas supieron ver los bueno de los guaraníes y combatir lo malo: el canibalismo, la poligamia, la brujería… Esto es lo que hay que hacer. Anunciar a Cristo es promover lo humano. Mediante la belleza, los jesuitas conquistaron el corazón de los guaraníes. Los españoles deberían estar orgullosos de esta etapa de la historia y estos hombres al servicio de Dios y del rey.