VIttorio Messori: «Viví una fuerte experiencia mística: de pronto se abrió ante mi una luz inmensa»

* El escritor católico más leído presenta «Por qué creo», la historia de su conversión

4 de noviembre de 2009.- Católico por sorpresa y fumador («sólo me falta ser cazador para que terminen de demonizarme»), Messori está en Madrid para presentar su último libro, «Por qué creo» (LibrosLibres), un texto apasionante, argumentado y lleno de ironía sobre las razones de una fe que le llegó «sin buscarla».

(Mar Velasco / Fe y Razón) – ¿Qué ocurrió aquel verano de 1964?
– Yo tenía 23 años, trabajaba como telefonista nocturno y estaba a punto de licenciarme en Ciencias Políticas. Un día ocurrió algo que aún me cuesta explicar. Como cuento con más profundidad en «Por qué creo», viví una fuerte experiencia mística: de pronto se abrió ante mis ojos una luz inmensa, el velo que oscurece la realidad, desapareció y pude ver la Verdad que siempre había negado.

– ¿Se volvió a repetir esta experiencia?
– No he vuelto a vivir nada semejante, ni visiones ni apariciones. Yo soy una persona muy racional, no tengo nada en común con aquellos que creen tener revelaciones e inspiraciones divinas. Lo que me ocurrió en aquellos meses ha sido algo único en mi vida, lo cual me confirma su verdad.  No había nada en mí que lo predispusiera. Sin embargo, se me dio una claridad intelectual de la que ya jamás he podido renegar.

– ¿Y qué sintió?
– La necesidad de profundizar en aquella verdad que me había sido dada y comunicársela a los demás. La mía no ha sido una «búsqueda de la fe» –ésa la tengo desde el primer momento– sino de las «razones que hacen razonable y creíble la fe». Comprender por qué es «verdadera», por qué –como vi en aquella experiencia mística– Jesús es  todavía el Camino, la Verdad y la Vida para los hombres de hoy.  

– Quién era el joven Messori?
– Un joven que no buscaba nada:gozaba de buena salud, no tenía preocupaciones económicas, era un agnóstico convencido, laicista, educado en el Turín anterior al 68 con los grandes maestros de la universidad racionalista. Me preparaba para una carrera de intelectual alejada de preocupaciones religiosas y –por qué ocultarlo– me ejercitaba también en la carrera de libertino. Pero de pronto, todo se derrumbó. 

– ¿Cómo reaccionó?
–  Al principio estaba asustado y no demasiado contento. Incluso me avergoncé, iba a misa a escondidas, mi madre –agnóstica y anticlerical, como toda mi familia– se creía que tenía depresión y quería mandarme al psiquiatra. En la universidad, mis maestros se sorprendieron muchísimo. Pensaron que sería pasajero, pero, cuando vieron que yo insistía en mi nuevo camino, finalmente renegaron de mí. Pero yo no he renegado de ellos, es más, considero valiosísima la enseñanza racional que me dieron. 

– ¿Se puede dar razón de la fe?
– La razón es un don de Dios, que debemos utilizar y por el que debemos estar agradecidos. El error es encerrar la razón y convertirla en una ideología, el racionalismo, que afirma que no hay nada más allá ni fuera de ella. Pascal tenía razón cuando escribía: «El último paso de la razón es reconocer que hay muchas cosas que la superan». El verdadero librepensador es el creyente; el incrédulo se pone unas barreras infranqueables, mientras que el creyente es libre para rendirse a los hechos. La razón nos lleva hasta el umbral del misterio, mientras que la fe nos lleva más allá.

–«Soy un cristiano, no un cretino»

Messori, el único periodista que ha entrevistado a los dos últimos Papas, responde en «Por qué creo» a las preguntas del vaticanista Andrea Tornielli. «Hoy existe un gran vacío de cultura católica», explica. «Las librerías están llenas de textos que quieren desacreditar y ridiculizar la fe. Es necesario responder con fuerza a títulos que quieren hacer pasar por estúpido a todo aquel que cree en Jesús, sosteniendo que una persona inteligente y moderna no puede ser creyente. Ya lo digo en mi libro: soy un cristiano, no un cretino». El libro, que ya va por su 5ª edición en Italia, se presenta hoy a las 21.00 h. en la parroquia Virgen Madre (c/Machupichu, 50) de Madrid.