Brian Palao Abellán: «Me alejé dos veces de Cristo, me daba miedo entregar mi vida al Señor, pero no era feliz y Él volvió a salir a mi encuentro y seré sacerdote como me pedía»

* «Veo como Dios me va acompañando en el camino que tiene preparado para mí. Vale la pena entregar la vida por Él, porque nos da todo lo necesario para ser verdaderamente felices… Como decía el sacerdote d. Miguel Conesa: ‘Seamos para Cristo, unidos a María, amor entregado. Sea Jesús nuestra única gloria y nosotros con la Virgen seamos gloria para Él’. Y esto es lo que intento ayudado de María, poder ser cada día un poco más de Cristo para poder darle gloria con mi entrega. Es la Virgen quien guarda y custodia mi vocación. Su manto me ha estado cubriendo en los momentos de debilidad y ella sigue ahí, mirándome de una manera maternal ayudándome a perseverar día a día en mi vocación. A sus pies comenzó todo y día a día Ella sigue haciendo todo esto posible, ayudándome a avanzar y perseverar cada día más y más»

Testimonio de Brian Palao Abellán en la Parroquia Niño Jesús de Yecla donde será ordenado 

Camino Católico.-  Brian Palao Abellán, de 24 años, fue ordenado sacerdote el  sábado,24 de septiembre en la Parroquia Niño Jesús de Yecla de la Diócesis de Cartagena. Mi vocación se sustenta sobre tres columnas fundamentales: la oración, la dirección espiritual y la devoción a María», afirma en su testimonio publicado por el Seminario Conciliar de Murcia.

Brian considera que su vocación se ha ido fraguando «a fuego lento». En su infancia no se imaginaba en el futuro con una vida vinculada a la Iglesia, ya que con su familia solo participaba en los sacramentos tales como bautizos, bodas o comuniones: «Tras recibir la primera comunión, como tantos jóvenes deje de ir por la parroquia. Yo no conocía a Jesús, pero si me trasmitieron desde pequeño el amor a María. Yecla es una ciudad muy mariana y el amor a María sí que me lo inculcaron desde bien pequeño, aunque en ningún momento creí que mi vida estaría tan unida a la Madre, ni me había planteado lo del sacerdocio».

Brian Palao Abellán después de ser ordenado diacono

La confirmación le hace descubrir a Jesucristo y la llamada a la vocación pero el miedo hace que se aleje de la fe

Conforme crecía iba buscando su felicidad en las cosas del mundo, en las amistades y en la diversión. En el instituto, un sacerdote le propuso hacer la catequesis de Confirmación, pero él pensó en un primer momento que eso «no servía para nada». Aun así, animado por sus amigos, decidió apuntarse. «Este fue el momento en el que empecé a descubrir a Jesucristo y lo que el Señor quería para mi vida», destaca Brian. Comenzó a involucrarse en las diferentes actividades organizadas por la parroquia y se dio cuenta de que era compatible pasarlo bien y seguir a Jesús: «Desde entonces, empecé a participar en los sacramentos y a ordenar mi vida orientada a Cristo».

Brian cambió su día a día para llevar una vida cristiana poniendo a Jesús en el centro con la oración diaria, asistiendo a la Misa dominical, a las catequesis y con dirección espiritual: «Poco a poco fui participando de las actividades que ofrecía la parroquia, peregrinaciones, convivencias, vigilias, el coro parroquial. De igual modo fui acercándome y fijándome en la figura de los sacerdotes. Comencé poco a poco a hablar con ellos y me adentraron en la oración y en la confesión. También en este tiempo pude conocer testimonios de sacerdotes que habían buscado seguir fielmente al Señor como el de d. Dámaso Eslava y el de d. Miguel Conesa. Estos ejemplos de entrega y seguimiento pleno al Señor iban calando en mi corazón. También conocí a los tres seminaristas que había en ese momento de Yecla y a relacionarme con ellos».

Recuerda Brian que «comencé una dirección espiritual lo que me ayudó a ir ordenando mi vida, ponerme a la escucha de lo que el Señor quería para mí y centrar mi mirada en Cristo. En la oración fui comenzando a preguntarle al Señor lo que quería de mí y me iba planteando la pregunta: ‘¿Por qué no? ¿Por qué no ser sacerdote?’ Con el tiempo el Señor, en la oración fue llamándome y proponiéndome el ser sacerdote. Me daba mucho miedo el entregar la vida de esa manera. Yo no quería responder fielmente a lo que el Señor me estaba pidiendo, no quería dejarlo todo por seguirle. Vivía en la mediocridad y la doblez y en lugar de confiar en el Señor y avanzar, poco a poco con el tiempo fui abandonándolo todo por miedo y por falta de entrega por mi parte y volví a abandonar a Cristo y a dejarlo todo de lado».

Brian Palao Abellán en la plaza de San Pedro del Vaticano

Cristo sale a su encuentro definitivo para llevarlo al sacerdocio

Tuvo que pasar el tiempo suficiente para que pudiera darse cuenta de que «no era feliz así», lejos de Jesucristo. Lentamente, paso a paso, regresó a la Iglesia, a ponerse delante del Señor, a retomar la oración, y volvió a surgir la cuestión de entregarse desde el sacerdocio: «El Señor volvió a salir a mi encuentro lo que me hizo retomar la oración y preguntarle qué quería de mí. Señor, dame cosas claras, que yo vea claramente pedía en mi oración. Yo quería responder pero le pedía al Señor que necesitaba una prueba para ver claro qué es lo que el Señor me pedía. En esos días, en Yecla había una ordenación sacerdotal a la cual me resistí a ir. En ella me encontré con el rector del Seminario el cual me preguntó si alguna vez me había planteado ser sacerdote y me invitó al preseminario. Esto me llevo a retomar la dirección espiritual para volver a organizar mi vida y poder responder generosamente a lo que el Señor me pedía. Perdí el miedo al qué dirán y comencé el preseminario». Para Brian esta fue la señal que estaba esperando, la que le dejó claro que el Señor le llamaba al sacerdocio.

Brian Palao Abellán vivió un periodo de discernimiento junto a una amiga, hoy carmelita descalza, la hermana Raquel de Jesús

Tras vivir un momento de discernimiento junto a una amiga que también se planteaba su vocación para ser carmelita descalza, tomo la decisión de entrar al seminario. «Me daba miedo lo que dijeran de mí mi familia y mis amigos, el qué dirá la gente». Reconoce su temor a que los suyos no comprendieran el camino que había escogido. Para su sorpresa todos aceptaron su vocación:

«Tuve la suerte de poder vivir mi periodo de discernimiento junto a una amiga, hoy carmelita descalza, la hermana Raquel de Jesús. Hoy también ella vive entregando su vida al Señor en el monasterio de M.M. Carmelitas de Piedrahita, en Ávila. En el Seminario, no todo son buenos momentos. Hay momentos de lucha y dudas pero soy feliz al saber que estoy cumpliendo lo que Dios quiere y veo como Él me va acompañando en el camino que tiene preparado para mí. Vale la pena entregar la vida por Él, porque nos da todo lo necesario para ser verdaderamente felices».

En el seminario ha vivido momentos muy felices y otros más complicados, «un tiempo hermoso de preparación con otras personas que también se están entregando al Señor». De estos años de formación y convivencia destaca «el rezar juntos, compartiendo y viviendo momentos de fe en comunidad cada día y, por supuesto, el amor a la Virgen». Echando la vista atrás, se da cuenta de que en todas las etapas de su vida la Virgen María ha estado junto a él, ayudándole a seguir adelante:

Brian Palao Abellán en una Misa en su Parroquia del Niño Jesús de Yecla

«Como decía el sacerdote d. Miguel Conesa: «Seamos para Cristo, unidos a María, amor entregado. Sea Jesús nuestra única gloria y nosotros con la Virgen seamos gloria para Él». Y esto es lo que intento ayudado de María, poder ser cada día un poco más de Cristo para poder darle gloria con mi entrega. Es la Virgen quien guarda y custodia mi vocación. Su manto me ha estado cubriendo en los momentos de debilidad y ella sigue ahí, mirándome de una manera maternal ayudándome a perseverar día a día en mi vocación. A sus pies comenzó todo y día a día Ella sigue haciendo todo esto posible, ayudándome a avanzar y perseverar cada día más y más».

Recuerda con especial cariño el día en el que se consagró a Santa María Reina de los Corazones. Al ser el más pequeño del curso, fue el encargado de introducir en el corazón de la Señora los nombres de todos los compañeros de primero: «Fue un momento muy bonito, de entrega a la Virgen, el día en que le dije “Madre, aquí estoy siguiendo aquello que tu Hijo me va pidiendo”».

El 6 de marzo de 2022 fue ordenado diácono y ha estado sirviendo en la iglesia parroquial de San Fulgencio de Cartagena. Desde entonces -reconoce- su manera de mirar a los demás ha cambiado, sintiéndose «imagen de Jesucristo en el mundo, entregándose y sirviendo a los más necesitados».

Brian Palao Abellán señalando un cartel que anuncia su ordenación sacerdotal

San Juan de Ávila, un ejemplo a seguir en la vocación al sacerdocio

«Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia contigo» (Jr 31,3). Esta cita del profeta Jeremías es la que Brian elegió para su ordenación sacerdotal. «Desde siempre el Señor me ha amado y ha prolongado su misericordia conmigo. Cada día le pido al Señor que me ayude a serle fiel y a seguir entregándome cada día más», explica. Brian Palao Abellán.

Con motivo de esta celebración, desde el lunes cuentan en la parroquia con el acompañamiento del relicario peregrino con las reliquias de san Juan de Ávila, patrón del clero español. «Que nos pueda servir de ejemplo san Juan de Ávila en nuestra vocación al sacerdocio», dice Brian. Llegadas desde Montilla (Córdoba), las reliquias permanecerán hasta el domingo en la parroquia. Durante la visita del relicario, se ha organizado en la parroquia una semana vocacional con un programa de actos en torno a san Juan de Ávila.


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