Dawn Eden, convertida al catolicismo en 2006, cuenta ahora que fue abusada sexualmente de niña y ha sido “sanada a través de Cristo y su Iglesia»

Sólo ha podido afrontar su pasado de abusos al conocer el caso de la niña beata Laura Vicuña que pasó por una situación similar a la suya

18 de julio de 2012.- (Camino Católico) Dawn Eden, neoyorquina, de origen judío, periodista especializada en música rock, y defensora y ejercitante de la libertad sexual más absoluta, se convirtió al catolicismo en 2006 tal y como publicó Camino Católico. Escribió en 2008 el libro “La aventura de la castidad”.  Ahora acaba de publicar otro título testimonial, “Mi paz os doy”, con el imprimatur del cardenal Donald W. Wuerl, arzobispo de Washington, en el que explica algo que había ocultado porque no estaba preparada: «En este libro comparto mi historia como víctima de abusos sanada a través de Cristo y su Iglesia», confiesa.

«Aunque, cuando me convertí, muchos alabaron mi honestidad sobre mi pasado, evité cuidadosamente revelar el dolor escondido que me impedía experimentar completamente la alegría cristiana. Si hubiese sido totalmente abierta, habría tenido que revelar que siendo niña sufrí abusos sexuales. Los abusos me dejaron un trastorno por estrés postraumático, que se manifestaba en forma de ansiedad, fobias sociales y flashbacks, además de crisis emocionales en las que me culpaba y acusaba a mí misma de mi propia condición de víctima»,asegura Dawn.

Por eso este nuevo libro ofrece una espiritualidad católica para las personas heridas por el abuso sexual infantil. En un artículo testimonial sobre esta obra publicado en Patheos, el pasado 16 de junio, Dawn Eden relata su soledad y dolor provocado por los abusos:

“Aunque me sentía aislada, de hecho yo no estaba sola. Los Centros para el Control de Enfermedades afirman que 1 de cada 4 mujeres y 1 de cada 6 hombres declaran haber sido objeto de abusos en la infancia. Eso equivale a por lo menos una persona en cada banco en cada parroquia. Muchas víctimas precisan ayuda psicológica, pero sus heridas principales son espirituales y requieren curación espiritual. Todo el que ha sufrido un trauma cualquiera sabe que incluso las heridas que están por sanar son santificadoras si se las lleva a la luz del Cristo herido y resucitado. Los santos nos muestran el camino”.

En el momento de la conversión «me atreví entonces a contarle a la gente cómo el amor de Cristo me había salvado de una depresión suicida y me había dado fuerzas para romper con un estilo de vida sexualmente degradante. Llevar mis problemas al Señor me ayudaba especialmente cuando descubrí una antigua oración llamada Anima Christi [la ignacianaAlma de Cristo] que pide ´Dentro de tus llagas escóndeme´. Me daba esperanzas saber que en el traspasado Corazón de Jesús había un lugar para mi corazón herido», explica Dawn.

En “Mi paz os doy” su autora habla de santos que también padecieron algún tipo de abuso sexual o trauma infantil de otros tipos como los doctores de la Iglesia Santo Tomás de Aquino y San Bernardo. También se refiere a Santa Margherita Castello (1287-1320) y Santa Josefina Bakhita (1869-1947).  Pero fue la historia de la niña Beata Laura Vicuña (1891-1904), nacida en Chile y muerta en Argentina la que le tocó el corazón y la ha llevado a ser rescatada de su dolor. Ocurrió un día de diciembre de 2010, hojeando el libro de un amigo, cuando se encontró con «la historia de una niña sudamericana que hizo pedazos mis prejuicios sobre la santidad».

Entre los nueve y los trece años, Laura Vicuña fue asaltada por el violento amante de su madre, quien se negaba a dejarle a pesar de que conocía las luchas de Laura por escapar de Manuel y los castigos a los que éste las sometía a ambas como venganza. En una ocasión, la madre quiso obligarla a que bailara con él para evitar las consecuencias. Poco antes de morir, tras recibir la comunión, Laura Vicuña quiso hablar con su madre y le reveló que la perdonaba y que había ofrecido su vida a Dios por su conversión.

Dawn dice que quedó tocada al ver que era muy similar al suyo: «El amante de mi madre abusó de mí. De hecho, es una situación habitual entre las víctimas: una niña que vive con su madre sola y con pareja tiene una probabilidad veinte veces mayor de sufrir abusos que una que vive con ambos padres biológicos».

«Me impresionó profundamente saber que la Iglesia había reconocido la santidad de una niña cuyos sufrimientos eran como los míos. También podía identificarme con Laura en su respuesta a los abusos: ella buscaba la presencia de Cristo en la Eucaristía. No hay que tener mucha imaginación para suponer que, al elevar su mirada del sagrario al crucifijo, también se sentiría acogida en las heridas de Jesús. El testimonio de valentía de Laura me dio el coraje que necesitaba para ofrecer el mío en “Mi paz os doy«. Ella desea ayudar con este libro testimonial a quienes han sido víctimas de abuso por parte de algunos sacerdotes y religiosos.

Para leer el testimonio de conversión de Dawn Eden:

Dawn Eden, periodista: Del Sexo promiscuo con estrellas del rock a la castidad 

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