Javier Muñoz era judío, acompañaba a su esposa a misa, hablaba con Dios a escondidas, su familia ha crecido en la fe y se ha bautizado católico: «Cristo libera y da plenitud»        

«El triunfo de la Resurrección de Cristo derriba barreras entre la vida y la muerte. El catolicismo es el gran consuelo frente a los grandes problemas: las cosas que haces mal y la muerte. Para mí es la respuesta a las cosas que me preocupaban desde pequeño: qué hay después de la muerte y cómo se alcanza el perdón. La Virgen, a la que en su judaísmo fue reveladora; alguien con un amor infinito con quien puedes hablar» 

Testimonio de Javier Muñoz convertido del judaísmo al catolicismo y de su esposa Cristina Villar, que explica su experiencia de crecimientos en la fe como matrimonio y familia en el programa ‘ECCLESIA’ de TRECE

Camino Católico. Javier Muñoz, de 44 años, ha sido judío durante toda su vida hasta el domingo, 21 de enero de 2024, cuando ha recibido los sacramentos de la iniciación cristiana en la parroquia de Nuestra Señora de Flor de Carmelo en el madrileño barrio del Pilar. Se ha bautizado, se ha confirmado, ha recibido el sacramento de la Eucaristía y, además, ha relatado cómo ha sido su historia de conversión en el programa ‘ECCLESIA’ de TRECE En el espacio también interviene su esposa Cristina Villar y ambos cuentan como su familia ha crecido en la con el proceso de conversión de Javier.

Javier Muñoz, que era judío, y su esposa Cristina Villar explicando en el programa ‘ECCLESIA’ de TRECE su camino de conversión que ha llevado a su familia a crecer en la fe

Todo comenzó hace cuatro años. Si hubiera que poner un comienzo a esta historia, Javier lo sitúa en un abrazo. Aún le cuesta describir la sensación. «Estaba en la capilla de la iglesia y de repente me sentí abrazado, como cuando Cristina viene por sorpresa por detrás y me da uno» explica en la web de la Archidiócesis de Madrid. Sí, la historia de conversión de Javier está muy ligada a la de la propia Cristina Villar. Ella, católica, «no venía muy a menudo a la Iglesia». «Nada», puntualiza su esposa, para ser franca. Pero cuando su hijo mayor, Gonzalo, tenía 6 años, Cristina se cuestionó: «Si yo quiero que mi hijo crea como yo, tendré que llevarlo a Misa». Y comenzó a ir a su parroquia. Javier la acompañaba, más que nada por si se tenía que hacer cargo de César, el segundo hijo, que era más revoltoso.

Javier recibe las aguas bautismales del arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, junto a sus padrinos, que fueron Cristina, su esposa, y el padre Román

Javier se mantenía en su judaísmo. Es hijo de madre alemana judía askenazi (los judíos que se asentaron en la Europa central y oriental) y padre malagueño católico. En su casa, no obstante, «había un ambiente poco proclive a la religión» y él creció «quizá con ciertos prejuicios hacia el catolicismo». El 2010 conoció a Cristina y tres años después se casaron por la Iglesia porque «para ella la fe era importante». Preparando la boda fue «el primer momento en el que se me derribaron los mitos; nunca había hablado con un sacerdote en mi vida, y entonces me parecieron todos extraordinariamente amables».

La Resurrección, la Virgen y Jesucristo

Cuando empezó a acompañar a Cristina a la parroquia, «no sé por qué me dio por entrar en la capilla», donde está el sagrario. Y fue entonces ese abrazo que le dejó descolocado. Empezó a hablar con Dios. «Un poco a escondidas de Cristina me levantaba antes para rezar», y él, que siempre había tenido una sensación de querer mejorar continuamente, sentía que en esos momentos «me elevaba no para estar encima de nadie, sino para no dejarme atrapar» por lo que le ataba al mundo. Esas oraciones matutinas comenzaron a dirigirse a la Virgen María cuando Cristina llevó una peregrina a casa. La Virgen, a la que en su judaísmo de nacimiento no había tenido en el radar, fue «reveladora; alguien con un amor infinito con quien puedes hablar».

Javier recibió los sacramentos de la iniciación cristiana del arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo

«Estaba sintiendo ya algo más hacia el catolicismo». De su papel de acompañante en Misa empezó a aprenderse las oraciones. Un día sintió en su corazón que se tenía que unir a la liturgia con el pueblo «y empecé a hablar». «Sentía que ahí estaba el camino», concluye. Así que «tomé la decisión». A principios de 2023 ya lo tenía claro. El sacerdote con el que habló, el padre Román, carmelita de la parroquia (que ha sido su padrino junto a Cristina, su madrina), le invitó a la calma, pero no a la pausa.

Además de la figura de María, para Javier «algo poderosísimo del catolicismo es que la promesa de la Resurrección se completa; el triunfo de la Resurrección de Cristo derriba barreras entre la vida y la muerte». Además, «si tuviera que animar a la gente» en su búsqueda, diría que «el catolicismo es el gran consuelo frente a los grandes problemas: las cosas que haces mal y la muerte». «Para mí es la respuesta a las cosas que me preocupaban desde pequeño: qué hay después de la muerte y cómo se alcanza el perdón», reconoce. Por último, Jesucristo, «el verdadero explicador de la ley, el que te libera, el que no ha venido a abolir la ley, sino a dar plenitud; el mesías».

Javier junto a su familia, a la izquierda en primera fila, escuchando la homilía del arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo

Acompañado de la comunidad

Javier se ha incorporado a la Iglesia durante la Misa de 11:30 de la parroquia, acompañado de su familia y de todos los feligreses. La celebración ha estado presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, junto al vicario de la Vicaría VIII, padre Ángel Camino, OSA, y el párroco, Luis Ortiz. Durante la homilía, el cardenal Cobo ha recordado cómo Dios ha llamado no solo a Javier, sino «a cada uno». «Si algo tenemos claro es que Jesús nos llama uno a uno». Una llamada que es básicamente «a estar con él». Y eso es ser cristianos, ha afirmado. No tanto hacer, sino «escuchar la llamada de Jesús y estar con Él». «Y dejar que Jesús siga trabajando en nosotros». Esto implica un cambio de vida, ha indicado. Como la cara de Javier, que conforme iba recibiendo sacramentos iba resplandeciendo más.

El arzobispo se ha referido también al Domingo de la Palabra que la Iglesia celebra este 21 de enero. «No dejes cada día de leer la Palabra de Dios», ha animado a los presentes, «porque es el alimento para el Bautismo, para que sigas escuchando la voz de Dios». El arzobispo de Madrid ha concluido felicitando a Javier: «La Iglesia entera se alegra de tu Bautismo, Confirmación y Eucaristía». Y este hombre, tras un confiado y silencioso camino hacia un «inmenso sentirse amado», ha terminado su día de entrada en la Iglesia con un «gracias por acogerme, espero ser digno de estar entre vosotros».

Testimonio publicado originalmente en Camino Católico en enero de 2024 y actualizado con el vídeo en que Javier Muñoz y Cristina Villar cuentan su conversión y el crecimiento en la fe de toda la familia


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