Jim Caviezel: “Lo que haces por Dios es mejor que el oro y el poder”

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* Define el aborto como la injusticia  “número uno. ¿Imaginas cuántos doctores, abogados… han muerto? ¿O científicos, gente grande? Es un gran crimen, más que la esclavitud, porque los esclavos tenían precio. La gente muestra desprecio por la vida humana”

* «¿Qué me importa lo que otros piensen de mí? Qué opina Dios de mí, eso es lo más importante”

30 de octubre de 2010.- El actor Jim Caviezel, conocido mundialmente por interpretar a Jesucristo en ‘La Pasión’, ha visitado España para presentar su película ‘La verdad de Soraya M.’ (Cyrus Nowarsteh), que llega avalada por el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Toronto y el ‘Critics Choice Award’.

Durante su visita, CinemaNet tuvo la oportunidad de entrevistar a Caviezel, que interpreta al periodista franco-iraní Freidoune Sahebjam, quien, en 1986, publicó el libro en el que está basado la película. Ambos cuentan la historia real de Soraya, acusada falsamente de adulterio en una conspiración liderada por su marido, y condenada por la ley islámica a morir lapidada. Su tía Zahra es la que contó a Sahebjam la historia.

En la entrevista grabada en video, narró cómo aterrizó en el proyecto gracias al productor de ‘La Pasión de Cristo’, Steve McEveety: “Me llamó y me dijo que el hombre que iba a interpretar a Freidoune se había salido, y me dijo: ‘¿Le echarías un vistazo?’ Le dije: ‘Claro’. Y me dice: ‘Bueno, lo único es que tienes que tomar la decisión en unas pocas horas’. Así que lo leí y les dije que lo haría”. También habla de su fe y de la terrible realidad del aborto que lo define como la injusticia “número uno”, que acaba con 44 millones de vidas al año en todo el mundo. Publicamos el vídeo y un resumen de sus declaraciones testimoniales realizadas a los medios de comunicación en su estancia en España.

[María Martínez – Luis Mancha / CinemaNet / Escuchar la Voz del Señor ] Para decidirse, aunque la película tenía “un director muy bueno, y un productor y un guión geniales”, la clave fue la historia. “No me la podía quitar de la cabeza –subrayó–. Ésas son las películas que tengo que hacer, no jim_caviezel_11111.jpgimporta lo duras que sean; la vida no es fácil. Pero encuentro una gran alegría en hacer las cosas que son justas, y sentí que ésta era muy justa”. Insistió en que, aunque no ha tenido una gran audiencia entre el público general, sí “la han visto muchos iraníes, gente que está viviendo bajo una gran opresión. Y seguirá teniendo público mucho después de que yo ya no esté”.

El crimen del aborto 

Sin embargo, a pesar de estar satisfecho por haber podido denunciar con su película una injusticia como la lapidación, el actor se mostró más preocupado por otras injusticias actuales; sobre todo, por el aborto, que definió como la injusticia “número uno”. En Estados Unidos ha habido recalcó tantos abortos como víctimas causó la II Guerra Mundial, 54 millones; y cada año, el número de abortos en el mundo llega a 44 millones. “¿Imaginas cuántos doctores, abogados… han muerto? ¿O científicos, gente grande? Es un gran crimen, más que la esclavitud, porque los esclavos tenían precio. La gente muestra desprecio por la vida humana”.

También se mostró crítico contra los eufemismos en los que se envuelve: “Llámalo como quieras. Lo llaman ‘elección’. Cuando Juan Pablo II vino a Estados Unidos, dijo ‘Cada generación de americanos tiene que saber que la libertad no consiste en hacer lo que te gusta, sino en tener el derecho de hacer lo que debes’. Es importante entender esto».

Pero, ¿sobreactúa Jim Caviezel? ¿Es su catolicismo una «huída hacia adelante»? Él y su mujer han querido enraizarlo firmemente en su vida familiar y en una opción provida profética.

“Defiendo todos y cada uno de los niños no nacidos”, declaró en diversos medios, incluyendo la revista Catholic Digest. “Estoy a favor de ayudar a las mujeres. Pero no veo que el aborto ayude a las mujeres”.

En cierta ocasión, un conocido le echó en cara su militancia provida. Le dijo que si era tan defejim_caviezel_y_esposa.jpgnsor de las alternativas al aborto, como la adopción, que adoptara un niño con discapacidades. Caviezel y su esposa, que habían perdido dos bebés que no llegaron a nacer, viajaron a China y adoptaron no uno, sino dos niños con tumores cerebrales. 

Primero adoptaron a Bo, un niño de cinco años de edad, abandonado desde pequeño en un tren, y al que le habían diagnosticado un tumor en el cerebro. Los Caviezel acompañaron a Bo en su operación y tratamiento. Cuando se recuperó, optaron por adoptar a una niña china, también enferma.

El conocido que lo había retado no cumplió su parte: se mantuvo como defensor del aborto. Pero el actor asegura que esto nunca le importó. «El gozo que recibimos a través de Bo es enorme», sostuvo. «Les cuento esto solo porque quiero alentar a otras personas a adoptar niños».

El actor asegura que aún hoy lo reconocen en la calle por su papel de Jesús de La Pasión de Cristo y mucha gente le dice que la película los ayudó a recuperar su vida de fe. «Eso me da mucha esperanza y alegría», aseguró.

El actor norteamericano también es pesimista sobre la presencia de los valores cristianos en Hollywood, que afirmó que no ha crecido. “Me cuesta entender –se preguntaba– por qué no se hacen otras películas como ‘La Pasión’. Parece que ganan dinero si las hacen”. La razón, para él, es sencilla: la existencia del mal en el mundo.

Pero, a pesar de todo, hay un motivo para la esperanza, y es Dios. “Por supuesto, el mal existe. Y va a hacer todo lo que pueda, pero no puede pararnos. Debemos seguir levantándonos y luchando. No se termina hasta que te mueres, y cuando mueres tu juez es Dios, y lo que has hecho por Él es mejor que el oro, mejor que el poder. No dudo de que la oscuridad se está moviendo y haciéndose más fuerte, pero la luz siempre penetrará en ella. Todo lo que puedo hacer es hacer lo mío, hablar donde pueda”.

Una misión que, no obstante, no está exenta de desafíos, pero más bien procedentes de su propio interior. Entre ellos, “tus sentimientos, el miedo y todo eso. Siento miedo, me dice que no haga estas películas, pero no dejo que penetre en mí y me consuma. Y lo que otros piensan de ti. ¿Qué me importa lo que otros piensen de mí? Qué opina Dios de mí, eso es lo más importante”, concluyó, rotundo.

«Los católicos siempre hemos sido perseguidos» 

jim_caviezel_1111.jpgEl día 15 de octubre el diario El País tambien publicaba una entrevista con Jim Caviezel de la que extractamos las siguientes preguntas y respuestas:

EP3. ¿Se ha sentido alguna vez menospreciado por ser católico?

J. C. Sí. Los periodistas siempre me preguntan por mi religión en tono inquisitivo, como si fuese algo malo. Somos 2.800 millones [en realidad, los católicos son algo menos de 1.200 según el Anuario Pontificio], ser católico no es nada extraño. Sinceramente, creo que la prensa no nos da el trato que merecemos. Tampoco al Papa. Siempre dicen: «Jim Caviezel, el devoto católico». Pero nunca dicen: «Adam Sandler, el devoto judío». Muchos periodistas pretenden mostrarme como un fanático religioso, pero esto no es nuevo: los católicos siempre hemos sido perseguidos.

EP3. ¿Es Hollywood lugar para católicos?

J. C. ¿Se puedes ser católico y trabajar en un banco? ¡Puedes ser católico y estar comprometido con cualquier asunto! Tiene que haber católicos en todas las profesiones. Efectivamente, Hollywood no es un buen lugar para un católico, es un lugar lleno de ambición, de envidia, de falsedad. Yo ya lo sabía antes de embarcarme en este negocio, pero no me importa. Sé que Hollywood es mi enemigo, pero yo no odio a mi enemigo. Yo amo a mi enemigo.

jim-caviezel_entrevistado_en_cinema_net.jpgEP3. ¿No rodaría una película con violencia y sexo gratuitos ni con Tarantino?

J. C. Actores, directores, guionistas, periodistas… tenemos una responsabilidad. En nuestra mano está el no mostrar la violencia como algo divertido o el sexo de manera frívola. Si un guión me gusta, pero tiene momentos inaceptables para mí, pido que lo cambien. Si realmente están interesados en mi trabajo, lo cambiarán. De no ser así, es que no me buscan a mí.

EP3. Elige el cine comprometido cuando por su físico podría dedicarse a rodar comedias románticas.

J. C. Cuando muera no se me recordará por mi nombre, sino por mis acciones. Puedo morir anciano en un hospital, pueden cortarme la cabeza, pero en unas décadas se me recordará por películas como La verdad de Soraya M., La delgada línea roja o La pasión de Cristo. Trato de utilizar este don que me ha dado Dios para proteger a la humanidad y a las generaciones venideras. Para ser recordado de esta manera.

La entrevista en vídeo

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