La actriz Jennifer O´Neill habla de su aborto
"Después de abortar, me odié profundamente y pensé que me odiaría toda mi vida"
"Esto me ocurrió antes de tener fe en Jesucristo. Sin embargo sabía que la mujer no está hecha para matar a sus hijos."


Esto es lo que sucede con el aborto, nos dicen que no es nada… y es todo. Tengo unos minutos para contarles mi historia.
Incomprensión del entorno
Con 19 años yo ya era madre. Estaba locamente enamorada de un hombre, estaba prometida y quedé embarazada. Yo estaba encantada. La historia de cada aborto es tan personal como nuestro propio ADN. Me emocioné y fui a decirle a mi novio la emocionante noticia de que esperábamos un niño. Pero él dijo: "No, no vas a tener un bebé. Vas a abortar".
Estaba aturdida y no sabía a dónde ir o qué decir. ¿Por qué no quiere nuestro bebé? Acudí a mis padres para pedir consejo. Yo estaba muy unida a ellos y me dijeron algo que entonces se decía con frecuencia. Eran los años 70 y el aborto ya era legal. Yo entonces no tenía fe en Jesucristo, ni sabía la palabra de Dios sobre el tema. Ellos me dijeron: "No puedes tener un bebé si el padre no lo quiere. Además, con tan pocas semanas aún no es un bebé. Recurrí a mis amigos. Volví al médico y me dijo: haré lo que tú elijas, pero eso que tienes ahora es sólo un grupo de células, una masa de tejidos, una vida en la fosa del infierno. Decir esto hoy sería inadmisible porque con la ecografía podemos ver la humanidad de nuestros bebés.
La dura y común experiencia

Ahora tenemos que ser fuertes y claros para que esas personas increíbles que han dejado de quedarse en silencio consigan proclamar la verdad con voz fuerte una vez que hayan aceptado la curación de Jesucristo, que existe incluso para el aborto. Que ellos sepan que hay bebés que están a salvo, y que luchando haremos una diferencia, porque Dios nunca en la vida será derrotado, porque Él resucitó a Jesucristo de entre los muertos. Pasé muchos años recuperándome, como es habitual en una experiencia de este tipo. Abuso de alcohol y drogas, incapacidad para educar a mis hijos, incapacidad de tener relaciones íntimas, depresión, nueve abortos involuntarios para poder tener hijos ¡Oh, Dios mío! No existe una solución rápida. Decid la verdad, Dios los bendiga a todos.