¿Los hombres y las mujeres somos iguales o diferentes? ¿Te has planteado alguna vez si la diferencia es buena o mala? / Por Rosario Pelayo Torrent

Camino Católico.- ¿Los hombres y las mujeres somos iguales o diferentes? ¿Te has planteado alguna vez si la diferencia es buena o mala? En este vídeo de ‘Se buscan Rebeldes’ Rosario Pelayo Torrent podrás encontrar luz sobre este tema que cada vez más está en boca de todos. Atrévete a bucear en el sentido de la diferencia.

Rosario Pelayo Torrent es doctora en farmacia por la Universidad Complutense de Madrid (U.C.M), máster en Tecnología Farmacéutica por la U.C.M, ha trabajado en Industria farmacéutica en el área de VIH y enfermedades infecciosas y cursado el Máster en Psicología de Familia por el Pontificio Instituto Juan Pablo II y es docente del proyecto Aprendamos a Amar del Instituto Universitario Desarrollo y Persona de la Universidad Francisco de Victoria. El texto completo de la enseñanza que se visualiza en el vídeo es el siguiente:

Quizás hablar del regalo de la diferencia o simplemente el decir que el hombre y la mujer somos diferentes puede llegar hoy en día a sorprendernos o incluso a escandalizarnos…

Vivimos en un mundo en el que parece que solo se puede hablar de igualdad, pero para entender qué se reclama al hablar de igualdad, primero debemos comprender qué es la diferencia, que quiere decir ser diferentes.

Que los hombres y las mujeres somos iguales en dignidad, y debido a eso debemos tener los mismos derechos y las mismas oportunidades, gracias a Dios poca gente lo pone en duda a día de hoy. Sin embargo, que a la vez existen diferencias entre nosotros, es algo que salta a la vista y hasta un niño de primaria podría decirte por qué…pero lo importante es entender qué significado tiene la diferencia. La diferencia no es algo malo, no debería ser una amenaza porque, gracias a que los hombres y las mujeres somos diferentes, somos también maravillosamente complementarios.

La diferencia lejos de hacernos ser contrincantes, nos permite ser compañeros, es una oportunidad… ¿oportunidad para qué? Oportunidad para llegar a más, porque cuando no veo solución a un problema, llega otro que lo ve de diferente manera y “juntos encontramos la solución”, “juntos llegamos a más”.

La diferencia es buena en todos los ámbitos de la vida, es bueno tener amigos diferentes, es bueno que en un trabajo existan perfiles diferentes de personas, es bueno compartir diferentes puntos de vista. A un amigo lanzado, siempre le viene bien tener un amigo prudente cerca, y viceversa. A alguien que es muy sentimental le viene fenomenal tener alguien racional en su entorno para poder poner un poco de objetividad a los hechos y a alguien que le gusta hablar no le puede venir nada mejor que tener a alguien que sepa escuchar. Porque eso nos hace crecer, nos hace necesitarnos, nos hace ser compañeros de camino…

Para mi descubrir la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II fue como ponerme unas gafas, unas gafas que por fin me permitieron ver y empezar a entender el lenguaje de signos de Dios… Dios habla de muchas maneras, pero el lenguaje de signos creo que es una de sus preferidas…

En Génesis podemos leer “A imagen de Dios los creó, varón y mujer los creó”. Entre todas las características únicas e importantes que podrían haberse dicho y que hacen al ser humano ser imagen de Dios, como la libertad, la voluntad, la inteligencia… el Génesis habla de la diferenciación sexual, haciendo a esta una de las características primordiales,  que unida a la libertad del don y a la capacidad personal de comunión en el amor, hace al hombre ser imagen de Dios.

Es como si el Génesis indicara que el hombre y la mujer, que por separado son imagen de Dios, juntos formaran una Imagen más perfecta de Él. Es como si el hombre y la mujer reflejaran características diferentes de ese Dios que es AMOR, de ese Dios que es unión, que es familia y juntos ,y muy especialmente en el momento de la unión conyugal, formaran una imagen más completa, más perfecta de Dios para el mundo.

De hecho, cuando encontramos un matrimonio que se quiere bien, que se respeta, que se cuida…cuando vemos esa pareja de esposos que llegan juntos a ancianos… arrugados pero unidos y con más amor el uno por el otro que en el día de su boda…en ese momento nuestro corazón se conmueve, y parece que nos dice: “Tú estás hecho para eso…”

Nuestros cuerpos nos hablan de esa diferencia y de esa maravillosa complementariedad…Es maravilloso ver como el cuerpo del hombre y de la mujer en la intimidad se preparan para la unión amorosa, se preparan para dar vida.

Adán y Eva al principio comprendieron esto, comprendieron de qué les hablaba su cuerpo. Comprendieron quienes eran y para lo que habían sido creados al encontrarse en su diferencia, al ver sus cuerpos desnudos y juntos… porque el hombre fue hecho para la mujer, y su cuerpo habla de entregarse, de proteger y la mujer fue hecha para el hombre y su cuerpo habla de recibir al hombre, de acoger la vida, de protegerla… y los dos hablan de AMOR, DE UNION Y DE COMUNIÓN…

A esto es a lo que llamamos el lenguaje del cuerpo y tenemos que aprender a escucharlo, debemos ponernos las gafas de Dios para empezar a entender que tiene que decir mi cuerpo sobre mi, sobre quien soy, sobre como puedo llegar a ser muy feliz.

Nuestros cuerpos por tanto hablan de unión, de comunión y de amor, pero no solo nuestros cuerpos, nuestros anhelos, nuestros deseos cuando están ordenados, en definitiva, todo lo nuestro, habla de esa unión a un diferente que me complementa…

Escuche hace poco una anécdota bonita, de los padres de una amiga mía que estaban ya mayores. Ella contaba como sus padres, que llevaban más de 50 años casados, habían sido siempre para ella un ejemplo de AMAR con mayúsculas. Todas las noches desde que ella era niña su padre repasaba todas las puertas y ventanas de casa para que se quedaran cerradas con llave, pero desde hace unos años, una enfermedad degenerativa le había postrado prácticamente en la cama. Su padre ya casi no se acordaba de nada, pero todas las noches cuando ella iba a ayudar a su madre a acostarlo su padre le decía al oído, “comprueba que este todo bien cerrado”. Ella se conmovía contándomelo y me decía que era como si todo en su padre se hubiera apagado menos el instinto de proteger a su madre, de proteger su familia.

¿Y entonces porqué el mundo ve la diferencia como una amenaza, algo a eliminar?

Adán y Eva, al principio, eran capaces de entender el lenguaje del cuerpo, eran capaces de percibir en el cuerpo del otro el Plan de Dios para ellos, eran capaces de percibir al otro, en su diferenciación sexual masculina o femenina, como un regalo, un don, un regalo al que amar, como camino de comunión y felicidad… Pero algo estropeó el plan de Dios. Adán y Eva con su libertad decidieron que querían más, querían ser como dioses, querían ser ellos los que decidieran que está bien y que está mal, dejar de ser criaturas. Este pecado de querer ser como dioses es el principal pecado del hombre también a día de hoy, el poder, el decidir quien vive y quien muere, lo que es bueno y lo que es malo, decidir yo como se alcanza la felicidad, pensar que en mí puedo encontrar todo lo que necesito. Este es el mayor engaño del demonio. Pero a causa de esa decisión la humanidad quedó herida para siempre.

Vemos en la Biblia como lo primero que cambió parece que fue la mirada. Dice el Génesis, que por primera vez se vieron desnudos y se cubrieron el cuerpo, como si quisieran protegerse del otro, como si el compañero hubiera pasado de ser un regalo a convertirse en una amenaza.

Parece como si a partir de ese momento el hombre y a la mujer ya no pudieran percibir al otro, a la creación, a través de los ojos de Dios. No eran capaces de ver en el cuerpo del otro el Plan de Dios para su vida, su camino de felicidad y empezaron a percibir el cuerpo del otro como un objeto.

Pasaron de ver alguien a quien amar a ver un objeto al que poder usar para disfrute propio. La diferencia paso de ser sustrato de unión a convertirse en AMENAZA. La diferencia dejó de ser percibida como algo bueno y enriquecedor que me habla del don de Dios, para mostrarse como algo de lo que apoderarme para conseguir que prevalezca mi deseo y mi yo.

Pero todo no estaba perdido… porque Jesucristo vino al mundo a enderezar lo torcido, vino a sanar las heridas profundas del hombre, vino a redimir al hombre, a redimir su mirada, a hacernos capaces de nuevo de percibir al otro como un don, como un regalo en si mismo…Pero para recuperar esa mirada, esa redención o reintegración de lo masculino y lo femenino debemos empezar por amar la diferencia.

Por esto también podemos ver a día de hoy como hay matrimonios que se quieren y se respetan, hombres que dan la vida por su mujer y sus hijos, mujeres que sacan adelante a su familia y cuidan de su marido… Eso es lo que quiere Dios de nosotros: que seamos felices, y para eso necesitamos jugar este partido de la vida en equipo. Hombres y mujeres iguales en dignidad y diferentes en cuanto que se complementan. ¡Que bonito plan de Dios para nosotros!

Cuanto más cerca estemos de Dios y de los sacramentos, más capaces seremos de mirar al otro con los ojos de Dios, de ver en el otro alguien a quien amar y con quien llegar a ser plenamente feliz, porque JUNTOS LLEGAMOS A MÁS…

Así que no lo olvidéis:

1.- Los hombres y las mujeres somos iguales en dignidad y diferentes en cuanto a complementariedad.

2.- Ser diferentes es un regalo y lejos de convertirnos en contrincantes, nos hace compañeros de vida.

3.- Debemos tratar de empezar a mirar al diferente como un regalo, como un don.

4.- Debemos empezar a escuchar a nuestros cuerpos, y lo que, ellos, nos tiene que decir a cerca de quienes somos y como podemos ser felices…porque el cuerpo del hombre no tendría sentido si no existiese la mujer y el cuerpo de la mujer no tendría sentido si no existiese el hombre.

5.- Pero estamos heridos, y todo esto no podemos conseguirlo si estamos alejados de Dios y de los sacramentos, necesitamos empezar a ver el mundo a través de los ojos de Dios, con esa mirada sobrenatural.

6.- Porque ser diferentes es un GRAN REGALO, y no lo olvides: ¡Dios te quiere y te quiere feliz!

Rosario Pelayo Torrent

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