Papa Francisco en homilía en Santa Marta, 14-5-2020: «Que Dios nos perdone, detenga esta pandemia y las del hambre, de la guerra y de los niños que no reciben educación»

* «Nosotros en noviembre del año pasado, no sabíamos qué era una pandemia: vino como un diluvio, vino de repente. Ahora nos estamos despertando un poco. Pero hay muchas otras pandemias que hacen morir a la gente y no nos damos cuenta, miramos para otro lado. Somos un poco inconscientes ante las tragedias que están sucediendo en el mundo en este momento. Solo quisiera citarles una estadística oficial de los primeros cuatro meses de este año, que no habla de la pandemia de coronavirus, habla de otra. En los primeros cuatro meses de este año, 3 millones 700 mil personas murieron de hambre. Existe la pandemia del hambre. En cuatro meses, casi 4 millones de personas. En el libro de Jonás, escuchamos que el Señor, cuando vio cómo había reaccionado el pueblo, que se había convertido, se detuvo, detuvo lo que quería hacer»

Video completo de la transmisión en directo de Vatican News de la  homilía del Papa traducida al español

* «El Alto Comité para la Hermandad Humana ha convocado para hoy una jornada de oración, ayuno, para pedirle a Dios misericordia y piedad en este momento trágico de la pandemia. Todos somos hermanos. San Francisco de Asís dijo: «Todos hermanos». Y para esto, hombres y mujeres de todas las denominaciones religiosas, hoy, nos unimos en oración y penitencia, para pedir la Gracia de la curación de esta pandemia»

14 de mayo de 2020.- (Camino Católico) Francisco ha presidido la Misa en la Casa Santa Marta el día en que la Iglesia celebra la fiesta de San Matías, Apóstol. En la introducción, ha recordado la hodierna Jornada de oración, ayuno y obras de caridad promovida por el Alto Comité de la Hermandad Humana, alentando a todos a unirse como hermanos, para pedirle a Dios la liberación de este mal:

El Alto Comité para la Hermandad Humana ha convocado para hoy una jornada de oración, ayuno, para pedirle a Dios misericordia y piedad en este momento trágico de la pandemia. Todos somos hermanos. San Francisco de Asís dijo: «Todos hermanos». Y para esto, hombres y mujeres de todas las denominaciones religiosas, hoy, nos unimos en oración y penitencia, para pedir la Gracia de la curación de esta pandemia”.

En la homilía, el Papa comentó la primera lectura, tomada del Libro de Jonás, en la que el profeta invita al pueblo de Nínive a convertirse para no sufrir la destrucción de la ciudad. Nínive se convirtió y la ciudad se salvó de una pandemia, tal vez «una pandemia moral», observa el Papa. «Y hoy – subraya – todos nosotros, hermanos y hermanas de todas las tradiciones religiosas, rezamos: jornada de oración y ayuno, de penitencia, convocada por el Alto Comité para la Hermandad Humana. Cada uno de nosotros reza, las comunidades rezan, las confesiones religiosas rezan: rezan a Dios, todos los hermanos, unidos en la hermandad que nos une en este momento de dolor y tragedia». Además ha recordado que hay otras pandemias que causan millones de muertes, como la pandemia del hambre y la guerra, e invitó a pedirle a Dios que nos bendiga y tenga misericordia de nosotros. En el vídeo superior Vatican News de visualiza y escucha la homilía del Papa traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

En la primera lectura escuchamos la historia de Jonás, en el estilo de la época (cf. Jon 3, 1-10). Dado que había alguna pandemia, no sabemos, en la ciudad de Nínive, quizás una “pandemia moral”, [la ciudad] estaba a punto de ser destruida (cf. v. 4). Y Dios envía a Jonás a predicar: oración y penitencia, oración y ayuno (cf. vv. 7-8). Ante esa pandemia, Jonás se asustó y escapó (cf. Jon 1,3). Entonces el Señor lo llamó por segunda vez y el aceptó ir a predicar esto (cf. Jon 3, 1-3). Y hoy todos nosotros, hermanos y hermanas de todas las tradiciones religiosas, rezamos: día de oración y ayuno, de penitencia, convocada por el Comité superior para la Fraternidad Humana. Cada uno de nosotros reza, las comunidades rezan, las confesiones religiosas rezan, rezan a Dios: todos hermanos, unidos en la fraternidad que nos une en este momento de dolor y tragedia.

No esperábamos esta pandemia, llegó sin que lo esperáramos, pero ahora está aquí. Y mucha gente muere. Mucha gente muere sola y mucha gente muere sin poder hacer nada. A veces puede que pensemos: “A mí esto no me toca, gracias a Dios me he salvado”. ¡Pero piensa en los demás! Piensa en la tragedia y también en las consecuencias económicas, las consecuencias en la educación, las consecuencias…, lo que sucederá después. Y por esto hoy, todos, hermanos y hermanas, de cualquier confesión religiosa, rezamos a Dios. Quizás haya alguien que diga: “Esto es relativismo religioso y no se puede hacer”. Pero cómo que no se puede hacer, ¿no podemos rezar al Padre de todos? Cada uno reza como sabe, como puede, como lo ha recibido de su propia cultura. No estamos rezando unos contra otros, esta tradición religiosa contra aquella, ¡no! Todos estamos unidos como seres humanos, como hermanos, rezando a Dios, según la cultura de cada uno, según la propia tradición, según las propias creencias, pero hermanos y rezando a Dios, ¡esto es lo importante! Hermanos, ayunando, pidiéndole perdón a Dios por nuestros pecados, para que el Señor tenga misericordia de nosotros, para que el Señor nos perdone, para que el Señor detenga esta pandemia. Hoy es un día de fraternidad, mirando al único Padre: hermanos y paternidad. Día de oración.

Nosotros, el año pasado, en noviembre del año pasado, no sabíamos qué era una pandemia: vino como un diluvio, vino de repente. Ahora nos estamos despertando un poco. Pero hay muchas otras pandemias que hacen morir a la gente y no nos damos cuenta, miramos para otro lado. Somos un poco inconscientes ante las tragedias que están sucediendo en el mundo en este momento. Solo quisiera citarles una estadística oficial de los primeros cuatro meses de este año, que no habla de la pandemia de coronavirus, habla de otra. En los primeros cuatro meses de este año, 3 millones 700 mil personas murieron de hambre. Existe la pandemia del hambre. En cuatro meses, casi 4 millones de personas. Esta oración de hoy, para pedirle al Señor que pare esta pandemia, debe hacernos pensar en las otras pandemias del mundo. ¡Hay muchas! La pandemia de las guerras, del hambre y muchas otras. Pero lo importante es que hoy —juntos y gracias al coraje que ha tenido el Comité superior para la Fraternidad Humana—, juntos hemos sido invitados a rezar cada uno según su propia tradición y a hacer un día de penitencia, ayuno y también de caridad, de ayuda a los demás. Esto es lo importante. En el libro de Jonás, escuchamos que el Señor, cuando vio cómo había reaccionado el pueblo, que se había convertido, se detuvo, detuvo lo que quería hacer.

Que Dios detenga esta tragedia, detenga esta pandemia. Que Dios se apiade de nosotros y detenga también otras pandemias horribles: la del hambre, la de la guerra, la de los niños que no reciben educación. Y pedimos esto como hermanos, todos juntos. Que Dios nos bendiga a todos y tenga misericordia de nosotros.

El Papa ha terminado la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitándonos a hacer la comunión espiritual. Aquí sigue la oración recitada por el Papa:

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén.

Antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antífona mariana que se canta en el tiempo pascual, Regina Coeli:

Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.

(Reina del Cielo, regocíjate, aleluya.Cristo, a quien llevaste en tu vientre, aleluya, se ha levantado, como prometió, aleluya.Reza al Señor por nosotros, aleluya).

Francisco

Santa Misa de hoy presidida por el Papa Francisco en Santa Marta, jueves de la 5ª semana de Pascua, San Matías, Apóstol, 14-5-2020

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