Papa Francisco en la Audiencia General: «La Confirmación es obra de Dios, que se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo, infundiéndonos su Espíritu Santo»

* » No es cristiano y no es humano que una familia no tenga para comer porque tiene que pagar el préstamo a los usureros ¡Esta dramática plaga social hiere la dignidad inviolable de la persona humana!»

29 de enero de 2014.- (13 TV / Radio Vaticano Camino CatólicoLa audiencia general de este miércoles estuvo dedicada al Sacramento de la Confirmación. El Papa Francisco recordó que este sacramento ratifica la gracia bautismal, nos une más firmemente a Cristo: afianza nuestra relación con la Iglesia y nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo sin avergonzarnos de su Cruz.

“La Confirmación, como todo Sacramento, no es obra de los hombres, sino de Dios, el cual cuida nuestra vida para plasmar la imagen de su Hijo, para hacernos capaces de amar como Él. Él lo hace infundiendo en nosotros su Espíritu Santo, cuya acción impregna a toda la persona y toda la vida”, precisó el Pontífice. En el vídeo se visualiza y escucha toda la catequesis del Papa, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!:

En esta tercera catequesis sobre los Sacramentos, nos detenemos en el de la Confirmación, que va entendida en continuidad con el Bautismo, al que está vinculada de forma inseparable, Estos dos Sacramentos, junto con la Eucaristía, forman un único evento salvífico, la “iniciación cristiana”, en la somos unidos a Jesucristo muerto y resucitado y nos convertimos en nuevas criaturas y miembros de la Iglesia. He aquí la razón por la que, principio estos tres Sacramentos se celebran en un único momento, al final del camino catecumenal, normalmente en la Vigilia Pascual. Así se articulaba este itinerario de formación y de inserción gradual en la comunidad cristiana que podía durar algunos años. Se hacía paso a paso, para llegar al Bautismo, después la Confirmación y después la Eucaristía.

Comúnmente se habla del sacramento de la “confirmación”, palabra que significa “unción”. Y, de hecho, a través del aceite llamado “sagrado crisma”, somos conformados, en la potencia del Espíritu, a Jesucristo, el cual es el único y verdadero “ungido”, el “Mesías”, el Santo de Dios. Hemos escuchado en el Evangelio como Jesús lo lee en el libro de Isaías, lo vemos más adelante. Él es el ungido. Está ungido para esa misión.

El término “Confirmación” nos recuerda que este Sacramento aporta un crecimiento de la gracia bautismal: nos une más firmemente a Cristo; lleva a cumplimiento nuestro vínculo con la Iglesia; nos da una especial fuerza del Espíritu Santo para difundir y defender la fe, para confesar el nombre de Cristo y para no avergonzarnos nunca de su cruz  (cfr Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1303).

Por esto es importante tener cuidado de que nuestros niños y jóvenes reciban estos sacramentos. Todos nos preocupamos de que nuestros niños sean bautizados y esto es bueno, ¡eh! Pero no le damos tanta importancia a que reciban el sacramento de la Confirmación, se quedan a mitad camino y no reciben el Espíritu Santo, que tan importante es para la vida cristiana porque nos da la fuerza para seguir adelante. Pensemos un poco. ¿Verdaderamente nos preocupamos de que nuestros niños y jóvenes reciban la Confirmación? ¡Es importante esto, importante! Y si tenéis en casa niños o jóvenes que todavía no la han recibido y ya tienen la edad para recibirla, haced lo posible para que terminen esta iniciación cristiana y reciban la fuerza del Espíritu Santo. ¡Es importante!

Naturalmente es importante ofrecer a los confirmandos una buena preparación, que debe estar pensada para conducirlos hacia una adhesión personal a la fe en Cristo y a despertar su sentido de pertenencia a la Iglesia.

La Confirmación, como todo Sacramento, no es obra de los hombres, sino de Dios, el cual cuida nuestra vida para plasmar la imagen de su Hijo, para hacernos capaces de amar como Él. Él lo hace infundiendo en nosotros su Espíritu Santo, cuya acción impregna a toda la persona y toda la vida, como se refleja de los siete dones que la Tradición, a la luz de la Sagrada Escritura, ha siempre evidenciado: Estos siete dones, yo no os voy a preguntar si os acordáis de cuáles son los siete dones. Quizás todos los decís, pero no es necesario, lo digo yo en vuestro nombre ¡Eh!. ¿Cuáles son? la Sabiduría, el Intelecto, el Consejo, la Fortaleza, la Ciencia, la Piedad y el Temor de Dios. Estos dones nos han sido dados con el Espíritu Santo en el sacramento de la Confirmación. A estos dones pretendo dedicar las catequesis que continuarán la de los siete Sacramentos.

Cuando acogemos el Espíritu Santo en nuestro corazón y lo dejamos actuar, Cristo mismo se hace presente en nosotros y toma forma en nuestras vidas, a través de nosotros, será Él, ¡Escuchad bien esto! A través de nosotros será el mismo Cristo quien rece, quien perdone, quien infunda esperanza y consuelo, quien sirva a los hermanos, quien se haga cercano a los necesitados y a los últimos, a crear comunión, a sembrar paz. Pensad que importante es esto, que por el Espíritu Santo es el mismo cristo el que hace esto a través de nosotros y por nosotros. Por esto es importante que los niños y los jóvenes reciban este Sacramento.

Queridos hermanos y hermanas, ¡recordemos que hemos recibido la Confirmación todos nosotros! Recordémoslo antes que nada para agradecerle al Señor este don y para pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos, a caminar siempre con alegría según el Espíritu Santo que se nos ha dado. Se ve que estos últimos miércoles, a mitad audiencia, nos bendicen desde el Cielo, ¡Sed valientes y adelante!

(El Papa ha dicho en español)        

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy nos centraremos en el Sacramento de la Confirmación. Junto con el Bautismo y la Eucaristía, forma parte un proceso único de iniciación cristiana, a través del cual somos insertados gradualmente en Cristo, muerto y resucitado y recibimos una vida nueva, haciéndonos miembros de la Iglesia. El término Confirmación indica que este sacramento ratifica la gracia bautismal, nos une más firmemente a Cristo: afianza nuestra relación con la Iglesia y nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo sin avergonzarnos de su Cruz.

Como todo sacramento, la Confirmación es obra de Dios, que se preocupa de que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo, de hacernos capaces de amar como él, infundiéndonos su Espíritu Santo.

Este Espíritu no cesa de actuar con su fuerza en nosotros, en toda la persona y durante toda la vida. Cuando lo acogemos en nuestro corazón, Cristo mismo se hace presente y toma forma en nuestra vida: es él quien reza, perdona, infunde esperanza, sirve a los hermanos más necesitados, crea comunión y siembra la paz.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, venidos de España, Argentina, Chile, México y otros países latinoamericanos. Invito a todos a recordar que hemos recibido la Confirmación, a dar gracias a Dios por él y a pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos y a caminar siempre con alegría, según el Espíritu Santo que hemos recibido. Muchas gracias.

(El Papa se ha dirigido también a las Fundaciones Asociadas al Consejo Nacional Antiusura y ha dicho)

Espero que las instituciones intensifiquen su compromiso con las víctimas de la usura, dramática plaga social. No es cristiano y no es humano que una familia no tenga para comer porque tiene que pagar el préstamo a los usureros ¡Esta dramática plaga social hiere la dignidad inviolable de la persona humana!.
 
Papa Francisco

 

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