Rachael Prescott y su esposo Cody rechazaron abortar a sus dos gemelas con Síndrome de Down: «Las amaré y ofreceré a Cristo con todos mis esfuerzos»

* «A simple vista mi mundo no se estaba desmoronando, estaba cayendo, pero el amor surgió a nuestro alrededor. Familiares, amigos y extraños nos sostuvieron con apoyo y oración… El amor loco que tenemos por nuestras niñas supera cualquier tensión emocional resultante de sus necesidades. Sin duda, elegiría a mis hijas tal como son… No las cambiaría por nada del mundo, pero cambiaría el mundo para ellas. Son mis amores perfectos, mis bebés, y lo serán durante todo el tiempo que respire. Estoy orgullosa de quiénes son. Si el mundo les dice algo diferente, es por miedo. Las personas se sienten intimidadas por lo que les es extraño»

Instagram | @doublingdownmom

Camino Católico.- Ante las reiteradas propuestas de separarse, eligió quedarse con ellas para amarlas. Rachael Prescott y su esposo Cody son padres de dos gemelas con síndrome de Down. Ya eran padres de Easton y Hudson cuando se enteraron que la familia crecería rápidamente con la llegada de gemelos; una noticia que al principio no fue fácil de asimilar. Lo explica Cecilia Zinicola en Aleteia.

“Estábamos pensando en aumentar los ahorros, en nuestro avance profesional y en una casa nueva. Todo esto voló por la ventana. Las necesidades eran ahora más urgentes y menos alcanzables. Mi línea de tiempo se alteró. Me robaron el control. Mi seguridad se sacudió. Me sentí aterrada. El egocentrismo me cegó haciendo imposible ver más allá de mi miedo”, asegura Rachael Prescott.

 Sin embargo, en su blog Doubling Down Mom cuenta que pronto aprendió algo valioso y encontró fortaleza: “Realmente hay vida y paz en una mente gobernada por el espíritu. Cada área de mi vida se convirtió en un signo de interrogación, pero me sentí fuerte. La lección de ceder el control a Dios había puesto mis pies en terreno firme y mi mente tranquila”.

Pero esto era solo el comienzo. Un ecocardiograma reveló defectos cardíacos y la probabilidad del síndrome de Down que se confirmaría en el momento del nacimiento de sus dos gemelas.

“A simple vista mi mundo no se estaba desmoronando, estaba cayendo, pero el amor surgió a nuestro alrededor. Familiares, amigos y extraños nos sostuvieron con apoyo y oración”. Sin embargo, hasta el día que nacieron las bebés los médicos plantearon su preocupación por el síndrome y le sugirieron varias veces a Rachael que interrumpiera su embarazo.

Pese a esas recomendaciones, el amor de Rachael y Cody fue más fuerte que cualquier miedo y se mantuvieron firmes defendiendo la vida de sus hijas Charlotte y Annette (Lottie y Nettie, tal como las llaman cariñosamente). Continuaron fuertes cuando una de las niñas tuvo que someterse a una compleja cirugía a corazón abierto de la que finalmente salió bien. 

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 “Después del nacimiento de las chicas, nos sumergimos con entusiasmo en todo lo relacionado con el síndrome de Down. Ser testigo de este vínculo, entre todos mis hijos a medida que aprenden y crecen, es mi parte favorita de ser su madre, pero en estos primeros dos años, nos hemos dado cuenta del estigma negativo hacia el síndrome de Down”.

“Me di cuenta de que incluso dentro de nuestra sociedad desarrollada, los derechos humanos para las personas con síndrome de Down son primitivos y existen muchísimos prejuicios sociales de los profesionales sanitario con respecto al síndrome de Down, por lo que se presenta como un hecho negativo para los padres”.

“Esperamos con nuestro testimonio alejar a los futuros padres de falsas ideas preconcebidas, y mostrarles lo que nos llena de tanta alegría: el amor loco que tenemos por nuestras niñas supera cualquier tensión emocional resultante de sus necesidades. Sin duda, elegiría a mis hijas tal como son“.

Rachael ahora está siendo muy activa en las redes sociales para alentar a los padres y médicos a mirar más allá de la condición de sus hijos y abrazarlos por lo que son: “Hay que avanzar en el área de criar a un niño con síndrome de Down. Mientras más artículos y memorias leo, más inclinada estoy a hablar en nombre de mis hijos”.

“No las cambiaría por nada del mundo, pero cambiaría el mundo para ellas. Son mis amores perfectos, mis bebés, y lo serán durante todo el tiempo que respire. Estoy orgullosa de quiénes son. Si el mundo les dice algo diferente, es por miedo. Las personas se sienten intimidadas por lo que les es extraño”.

 “Como su madre, mi papel no ha cambiado. Las amaré y ofreceré a Cristo con todos mis esfuerzos. Con respecto a su cromosoma extra, mi estrategia de crianza permanece inalterada: abrazamos y celebrar cada hito”.

“Para los padres o futuros padres de cualquier niño con necesidades especiales: no tengan miedo a los prejuicios ni a la compasión. Libérense de miedos e inseguridades.”

“Nuestros hijos no son un medio para ganar estatus o aceptación y no deben ser mal etiquetados por la ignorancia o las emociones de otra persona. Quédate tranquilo y deja que el tiempo demuestre que nosotros, los padres, somos en verdad los afortunados”.

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Fuente:Aleteia
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