Rosy Oros quedó en estado de coma y los médicos creían que no podría sobrevivir: «La Virgen de Guadalupe intercedió ante Cristo para que viviera»

Rosy Oros y su marido recibieron mensajes de la Virgen María a través de un grupo de oración, asegurándoles que Cristo la salvaría por intercesión de su madre: «La Virgen de Guadalupe dijo: ‘Estoy contigo, no tengas miedo. Te curarás’. Siempre buscamos la oportunidad de darle las gracias y estar en comunión con ella. Nuestra Señora de Guadalupe está muy viva y está ahí para ayudar a todos sus hijos. Puede que no seamos perfectos, puede que seamos pecadores, puede que  caigamos, pero al final esto es una prueba del amor y la misericordia de Cristo a través de su madre. Ella es la llave de la puerta que se abre a Cristo y a nuestra salvación» 

Camino Católico.- Hace cinco años, Rosy Oros yacía en coma en la cama de un hospital de México -a unos 1.500 kilómetros de su casa- tras sufrir las complicaciones de un procedimiento médico que había afectado drásticamente a su cuerpo y su mente. Sufría hemorragias internas y externas, sus órganos estaban dañados y los médicos sólo le daban un 2% de posibilidades de sobrevivir. Cuando estaba al borde de la muerte, abrió los ojos y, en medio de una nebulosa, vio otros ojos marrones que le devolvían la mirada, amorosamente, y se dio cuenta que seguía viva. Esos ojos pertenecían a una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe que colgaba a unos metros de ella, y que llenó su corazón de amor y esperanza de que la Virgen María, a la que tanto apreciaba desde niña, intercediera ante Jesús para ayudarla a salir con vida de la clínica.

El viaje de curación de Rosy Oros cerró el círculo este mes de diciembre de 2023 cuando ella y otros músicos entonaron himnos de alabanza y acción de gracias a Nuestra Señora de Guadalupe durante la celebración anual de «Las Mañanitas» en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles en Los Ángeles, Estados Unidos, en honor de su festividad. «Me siento muy humilde y bendecida por poder estar aquí y, a mi manera, dar gracias a la Virgen. «Puede parecer insignificante, pero sé que ella lo recibe con mucho amor y que la hace feliz, porque conoce mi corazón» afirma Rosy a Angelus News.

“Sentí que Dios no quería que me convirtiera en una cantante famosa”

Rosy Oros nació en Aguascalientes, México, en el seno de una familia de nueve miembros con inclinaciones musicales y devotos católicos; uno de sus hermanos pasó seis años en el seminario, mientras que otro es actualmente novicio jesuita. Emigró a Santa María en California cuando era preadolescente, y desde muy pequeña estudió solfeo y vocalización, cantando a Dios y a Nuestra Señora de Guadalupe.

A los 12 años, descubrió su amor por la música ranchera mexicana cuando su padre le compró una copia del álbum de Linda Ronstadt de 1987, «Canciones de mi padre», en el que la cantante estadounidense grababa canciones tradicionales de mariachi que tenían un significado especial para su familia.  «Me encerraba en mi habitación y escuchaba el casete una y otra vez hasta que me aprendí todas las canciones. Me enamoré de Linda Ronstadt, de su voz, de su interpretación», cuenta.

Desde entonces, Rosy Oros se ha mantenido cerca del mundo de la canción. Ha desarrollado una larga carrera en la televisión, la radio, la industria discográfica y, ahora, en el mundo editorial como redactora jefe de Iconos, su propia revista de actualidad musical y del espectáculo.

Aunque ha permanecido casi siempre entre bastidores, ha grabado jingles, ha producido sus propios álbumes y canta cuando se le presenta la ocasión. Cuando vivía en Nueva York, tuvo la oportunidad de cantar en el «Late Show with David Letterman», para el diseñador de moda Oscar de la Renta y de actuar como telonera del icono de la ranchera mexicana Vicente Fernández en el Madison Square Garden.

Rosy Oros canta durante la celebración anual de «Las Mañanitas» en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles en Los Ángeles, Estados Unidos, el 11 de diciembre / Foto: Victor Alemán – Angelus News

«Aunque me gustaba cantar, por alguna razón, sentí que Dios no quería que me convirtiera en una cantante famosa y lo entendí y lo acepté con mucho amor y humildad. Y por eso ahora, cuando hay una oportunidad para que cante o participe en un festival o un evento especial, lo hago», relata Rosy.

Fue con ese sentido de humildad que Rosy Oros aceptó la oportunidad de cantar durante la celebración de las «Mañanitas» de este año en la catedral, en agradecimiento por el papel que, según dice, la Virgen jugó en salvar su vida hace apenas cinco años.

La Virgen le anuncia su curación a través de un grupo de oración

En 2018, Rosy Oros entró en shock séptico, y luego cayó en coma, tras someterse a un procedimiento médico en Aguascalientes. Tras despertar, sufrió una trombosis cerebral y otras complicaciones que empeoraron su pronóstico.

Los primeros días de su recuperación, en los que entraba y salía de la consciencia, los pasó en una clínica llamada, acertadamente, de Nuestra Señora de Guadalupe, donde dijo haber experimentado el amor de Jesús por ella a través de María.

Un momento crucial de su curación fue cuando ella y su marido recibieron mensajes de la Virgen María a través de un grupo de oración, asegurándoles que Cristo la salvaría por intercesión de su madre. “La Virgen de Guadalupe dijo: ‘Estoy contigo, no tengas miedo. Te curarás de esto, pero lo haremos juntas, de cara al santuario’. En otras palabras, quería que me acercara a su Hijo mientras la llevaba de la mano».

Y eso es exactamente lo que ocurrió.

Hoy, el cuerpo y la fe de Rosy Oros se han fortalecido continuamente. Ella y su marido residen en Los Ángeles y son más devotos que nunca del rosario, de Cristo y de la Iglesia. Buscan con regularidad formas de agradecer a la Virgen María su intervención en la curación, incluyendo peregrinaciones especiales con familiares y amigos a la Basílica de Guadalupe cuando el trabajo de Rosy les lleva a México: «La Virgen de Guadalupe intercedió ante Cristo para que yo viviera. Siempre buscamos la oportunidad de darle las gracias y estar en comunión con ella», asegura

Actuar durante la celebración de «Las Mañanitas» de este año en la catedral fue la forma que tuvo Rosy de mostrar su gratitud a Nuestra Señora, evangelizar a través del canto y prometer en silencio a la Virgen ser aún más devoto del rosario en el futuro.

Dirigiendo su atención hacia la imagen enmarcada de Nuestra Señora de Guadalupe en el altar, cantó «Mi Querida Guadalupana» y «Hay Unos Ojos» – esta última es una canción del álbum «Canciones de Mi Padre» de Ronstadt en la que el compositor se deshace en elogios hacia la belleza y el brillo de los ojos de su amada. «La canción es tan apropiada», dice, «aunque a veces seamos como ovejas descarriadas, la Virgen siempre nos mira con ojos de amor».

Sobrevivir al procedimiento médico que se complicó y pudo haber acaba con su vida ha demostrado a Rosy que “Nuestra Señora de Guadalupe está muy viva y está ahí para ayudar a todos sus hijos. Puede que no seamos perfectos, puede que seamos pecadores, puede que  caigamos, pero al final esto es una prueba del amor y la misericordia de Cristo a través de su madre. Ella es la llave de la puerta que se abre a Cristo y a nuestra salvación».


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