Testimonio de Sor Joana y Jinu, dos jóvenes que han dejado todo para hacerse religiosos

8 de Febrero, 2012.- El 2 de febrero es para la Iglesia católica la fiesta de la Vida Consagrada. Una fecha que pasa inadvertida a quien no conoce esta realidad. Joana Martín o Sor Joana, de las religiosas de María Inmaculada, nació hace 28 años en España. Siempre había estado trabajando en asociaciones juveniles, pero descubrió su vocación en su etapa universitaria, cuando vio el trabajo escondido que unas religiosas hacían por los desempleados. . Jinu Muthukattil, de la compañía de María-Marianistas, tiene 30 años y descubrió su vocación gracias a una enfermedad. Duró en su trabajo sólo tres meses porque una dolencia le obligó a abandonarlo. Estuvo un año recuperándose en casa y esto le provocó una crisis existencial. Jinu encontró apoyo en la fe.

(Romereports.com / Camino Catolico)A Joana Martín le impactó tanto la labor social de las religiosas que conoció, que empezó a hacerse preguntas. “El que a mí se me estaba pidiendo una respuesta más comprometida que intenté a veces evitar porque son compromisos que tocan toda tu vida. No es un… bueno me dedico a esto hoy y mañana qué. Es una llamada que te está pidiendo que todo lo que eres, todo lo que tienes, se lo entregues a Aquel que te lo ha regalado para que lo pongas a su servicio”, explica.

Poco a poco fue descubriendo que detrás de ese trabajo estaba Dios. Terminó sus estudios y fue conociendo la congregación de las religiosas de María Inmaculada. Con ellas ha trabajado para ayudar a familias con problemas y a mujeres que han sufrido malos tratos. Un modo de vida que rompió sus planes. “Ya tenía mis expectativas de trabajo, de una familia pero siempre pudo más Aquel que me estaba llamando. Siempre choca porque quizás uno no se espera y menos quizá en este tiempo en el que sobre todo normalmente somos nosotros los dueños y señores de nuestras decisiones”.

Por su parte, Jinu Muthukattil cuenta que “vivía en un lugar donde no había muchos católicos, donde la religión predominante es el hinduismo. La iglesia estaba muy lejos de nuestra casa. No podía ir con mucha frecuencia. Pero cuando veía a los demás ir los domingos o festivos y veía su fe, realmente me ayudaba”.

Jamás había oído hablar de la que hoy es su congregación: la compañía de María-Marianistas. Su especial dedicación a la Virgen María le llamó la atención. No le importó tener que viajar a otro Estado de la India para estar con ellos.

El idioma era un obstáculo porque hablaban un dialecto diferente y él tampoco entendía el inglés. Decidió vivir un año con ellos y durante ese tiempo descubrió su vocación. Al vivir rodeado de pobreza, la idea de ser misionero y dar buenas noticias a la gente le animó a dar el paso a la vida religiosa y a estudiar para ser sacerdote.

Jinu Muthukattil asegura que “a veces algunos piensan que escuchar tu vocación es como si Dios te hablase como una persona. No creo que sea así. Yo escuché la voz de Dios a través de acontecimientos de mi vida, en momentos que jugaron un papel importante. Algunos fueron buenos momentos y otros fueron malos”.

Sor Joana y Jinu se han entregado a una vida marcada por la vida en comunidad, la obediencia y el compromiso con Dios y la sociedad. Una tarea escondida que conlleva tantos sacrificios como alegrías.

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