Un hombre en Brasil cayó de una altura de 6 metros, estuvo 9 días en muerte cerebral, rezaron por él y se recuperó: este es el milagro que permitirá canonizar a Elena Guerra 

* «Tras 9 días de estado clínico certificado y documentado de muerte cerebral, en presencia de médicos y enfermeras, detectaron en él reacciones completamente inexplicables. El doctor Helvécio informó a su hermana que había presenciado un milagro y le dijo que estaba dispuesto a dar testimonio, porque las reacciones que había presenciado no tenían explicación científica»

Camino Católico.- Un hombre de 49 años que en Brasil  cayó de una altura de 6 metros, estuvo 9 días en muerte cerebral, rezaron por él y se recuperó inexplicablemente. Este es el milagro que permitirá canonizar a Elena Guerra (1835-1914), fundadora de las Hermanas Oblatas del Espíritu Santo, considerada como una precursora de la Renovación Carismática Católica (una especie de «abuela», ya que murió unos 50 años antes de iniciarse esta corriente). También puso en marcha escuelas para educar niñas pobres. Una de sus alumnas fue Santa Gema Galgani.

En abril el Papa autorizó la promulgación del decreto que considera milagrosa la curación en Brasil de un hombre al que se le diagnosticó muerte cerebral pero que poco después, completamente sano, podía visitar Lucca, en Italia, para dar gracias a su intercesora celestial, la beata Elena Guerra, cuyos restos descansan en esa ciudad. 

Beata Elena Guerra (1835-1914), fundadora de las Hermanas Oblatas del Espíritu Santo, beatificada por Juan XXIII

Sor María Laura Quattrini, superiora general de las Oblatas del Espíritu Santo, explica en  la web de la diócesis de Pescia, los detalles del milagro asegurando que “son muchos los favores celestiales atribuidos a Elena Guerra: hemos recibido muchos testimonios de gracias recibidas y también de varios hijos que nacieron por su intercesión. Llegaron varios testimonios escritos, pero la elección del milagro que permitió la canonización fue el ocurrido en Brasil”.

Al respecto relata que “»un señor que vive en Uberlandia (Brasil), que tenía entonces 49 años, mientras podaba una planta en su jardín, cayó desde seis metros de altura. Lo llevaron de urgencia al hospital, y en el quirófano lo operaron. La situación del paciente se fue haciendo cada vez más grave y fue trasladado a cuidados intensivos. Siguió empeorando y los médicos declararon muerte cerebral”

La religiosa sigue detallando que “después de varios días se repiten las pruebas que confirman la muerte cerebral. Familiares y amigos se reúnen para orar juntos por su recuperación y acuden con fe a la Beata Elena Guerra. Realizan una novena de oraciones para que Elena interceda por la recuperación del enfermo”. 

El milagro se produjo “tras 9 días de estado clínico certificado y documentado de muerte cerebral, en presencia de médicos y enfermeras, detectaron en él reacciones completamente inexplicables. El doctor Helvécio informó a su hermana que había presenciado un milagro y le dijo que estaba dispuesto a dar testimonio, porque las reacciones que había presenciado no tenían explicación científica”.

En este sentido, sor María Laura Quattrini suraya que “los familiares relatan que durante todo el período en que fue diagnosticada la muerte cerebral, rogaron a la Beata Elena Guerra que pidiera a Jesús el poder del Espíritu Santo por la curación de su familiar. Tras la muerte cerebral confirmada, y la rapidez de la recuperación, la persona se encuentra sana y aún hoy goza de excelente salud, tanto es así que en los últimos años ha venido dos veces a Lucca desde Brasil para agradecer y rezar a la beata Elena Guerra”.

El brasileño protagonista del milagro ha visitado dos veces el cuerpo incorrupto de la beata Elena Guerra (1835-1914), fundadora de las Hermanas Oblatas del Espíritu Santo, en la iglesia de Lucca, en Italia, para dar gracias por su sanación

Así vivió Elena Guerra hasta ser devota del Espíritu Santo

Elena Guerra nació el 23 de junio de 1835 en Lucca, en la región de Toscana (Italia). Tras haber nacido en el seno de una familia cristiana, desde pequeña se involucró en el servicio a los pobres.

Cuando tenía 20 años mostró una especial sensibilidad a las experiencias de vida en comunidad. Fundó así el Jardín de María y Amistades Espirituales; dos grupos para mujeres laicas.

En abril de 1870, refiere el sitio web de la Renovación Carismática Católica en Perú, peregrina a Roma con su padre y vive una profunda experiencia de Dios tras visitar las catacumbas. Después de visitar al Papa Pío IX, decide consagrarse y ofrecer su vida por el papado.

Poco a poco crece en Elena una especial devoción al Espíritu Santo, la marca que la llevaría a convertirse en “la abuela” de los carismáticos, aunque murió décadas antes del inicio de esta importante institución católica.

Comienza entonces a enviarle cartas al Papa León XIII, que serían en total 12. En la primera lamenta la poca atención al Espíritu Santo que veía en la Iglesia Católica: “Santo Padre, el mundo es perverso, el espíritu de Satanás triunfa en nuestra sociedad pervertida y arranca del Corazón de Jesús una multitud de almas; y en este terrible estado de cosas los cristianos no dedican ningún pensamiento a dirigir súplicas unánimes a Aquel que puede ‘renovar la faz de la tierra’”.

La beata Elena Guerra (1835-1914), fundadora de las Hermanas Oblatas del Espíritu Santo,  cuando era joven

“Las personas recomiendan todo tipo de devociones, pero mantienen silencio sobre esa única devoción que, según el Espíritu Santo de la Iglesia, debería ser la primera y principal (…) ¿cuándo escuchamos alguna vez un sermón en honor del Espíritu Santo, Aquel que modela a los santos?”, agrega.

La insistencia de “la abuela de los carismáticos” habría alentado la labor de León XIII, quien escribió tres documentos sobre el Espíritu Santo: El breve Provida Matris en 1985; la encíclica Divinum illud munus en 1897.

Juan Pablo II recordaría en marzo de 1991 que el tercer texto es la carta Ad fovendum, de 1902, sobre “la devoción del pueblo cristiano a su divina Perona, estableciendo en su honor una novena especial, dedicada en particular a obtener el bien de la unidad entre los cristianos”.

La Beata siguió trabajando por promover la devoción al Espíritu Santo y le envió a León XIII una novena de Pentecostés titulada “El Nuevo Cenáculo”.

León XIII la recibió en octubre de 1897, quien la animó a seguir en la promoción de la devoción al Espíritu Santo y le concedió que el grupo de religiosas que dirigía, que inició en 1872 como Instituto de Santa Zita, tomara el nombre de Oblatas del Espíritu Santo.

Murió el 11 de abril de 1914, habiendo sido rechazada y calumniada por las hermanas de la comunidad que fundó. El Papa San Juan XXIII la beatificó el 26 de abril de 1959 y la llamó la “Apóstol del Espíritu Santo”.

San Juan XXIII y la Beata Elena Guerra

Medalla de la la beata Elena Guerra (1835-1914), fundadora de las Hermanas Oblatas del Espíritu Santo

“Así como Santa Margarita María Alacoque fue el humilde instrumento que Dios utilizó para difundir el culto al Sagrado Corazón de Jesús, lo mismo puede decirse de la Beata Elena Guerra respecto de la devoción al Espíritu Santo”, dijo Juan XXIII al hablar a una delegación llegada para la beatificación de “la abuela de la Renovación Carismática”.

“Como Magdalena que fue la apóstol de la Resurrección del Señor al Príncipe de los Apóstoles, así desde su Lucca natal escribió filialmente a Nuestro Predecesor León XIII para explicarle sus planes. Aquel gran anciano prestó atención a sus súplicas, y su mirada de águila vio en ellas casi un signo de los tiempos”, comentó. 

Si desde entonces “la Iglesia celebra con mayor solemnidad la novena de Pentecostés, si se abrieron nuevos horizontes de santidad y de apostolado a tantas almas dóciles al llamamiento del Pontífice, podemos pensar con gratitud en ella”, la Beata Elena Guerra, que permitió que la devoción al Espíritu Santo “invadiera toda la Iglesia”.


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