Matt D’Antuono, profesor de física: «Era protestante y la Eucaristía me hizo católico porque es algo físico: Cristo en la cruz y resucitando de entre los muertos, atrayendo a todos»

* «Los antiguos protestantes fuimos atraídos a la Eucaristía magnéticamente porque llegamos a creer que Jesús estaba realmente presente, pero no sólo porque llegamos a creerlo. Por ejemplo, yo podría haber seguido siendo católico en mi teología y permanecer fuera de la Iglesia, pero ese conocimiento combinado con un deseo sincero de encontrar a Cristo es lo que me atrajo. Queremos estar cerca de Jesús; queremos estar en su presencia; queremos que se nos muestre; queremos que nos vea; queremos la experiencia concreta de mirarle; queremos participar en su vida divina; queremos adorarle rectamente; queremos ver su amor. Todo eso sería más que suficiente, mucho más de lo que los miembros de una raza caída podrían siquiera atreverse a pedir. Pero entonces, por encima y más allá de nuestras más salvajes esperanzas, Jesús quiere todo esto también para nosotros, y quiere que lo consumamos, que comamos su Carne y bebamos su Sangre»

Camino Católico.-  En un artículo testimonial  en primera persona en el National Catholic Register, Matt D’Antuono ha compartido un valioso testimonio sobre cómo fue su conversión al catolicismo, y cómo la Santa Eucaristía tuvo un rol fundamental en ello. D’Antuono es profesor de física, moderador de debates sobre Grandes Libros para la Academia Angelicum y asociado de la comunidad de los Frailes de la Renovación. Vive en una granja de pasatiempos en Nueva Jersey con su esposa y nueve hijos. Tiene una licenciatura en física y filosofía, una maestría en educación especial y una maestría en filosofía, y actualmente se encuentra trabajando en un doctorado en filosofía.

Regresó a la Iglesia Católica en 2008. Es autor de A Fool’s Errand: A Brief, Informal Introduction to Philosophy for Young Catholics, The Wiseguy and the Fool y Philosophy Fridays. En YouTube puede encontrarse en DonecRequiescat y su familia en MisterD418. Matt también es un orador católico y miembro de la Organización de Oradores Católicos (CatholicSpeakers.com). Este es su testimonio de conversión:

Matt D’Antuono, profesor de física, era protestante y se convirtió en católico por la presencia real de Cristo en la Eucaristía
¿Por qué me hice católico? Porque ahí es donde está la Eucaristía

En mi intento de refutar el catolicismo, sólo me lo había demostrado a mí mismo. Mi mujer y yo éramos miembros de una iglesia evangélica «aconfesional», y yo trabajaba en un instituto protestante. Sabía que no podría seguir trabajando en la escuela si me unía a la Iglesia Católica. Así que recuerdo que una semana estaba sentado en la iglesia y pensé: «Puedo ser católico en teología y seguir asistiendo a esta iglesia protestante».

Me di cuenta de que no tenía sentido creer en las enseñanzas de la Iglesia Católica y, sin embargo, no asistir a la misa. Si creía que las enseñanzas de la Iglesia eran verdaderas, entonces creía que la Eucaristía era realmente el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Y si creía eso, ¿por qué iba a permitir que nada me alejara de la Eucaristía?

Ahora soy católico.

Fue la Eucaristía lo que me atrajo a la Iglesia Católica, algo que ninguna apologética, historia, evidencia, Escritura o cualquier otra cosa podría hacer, porque la Eucaristía es algo físico: Cristo en la cruz y resucitando de entre los muertos, atrayendo a todos los hombres hacia sí. La erudición puede convencer al intelecto, pero se necesita una fuerza física para mover un cuerpo físico. La Eucaristía es un objeto concreto que tira incesantemente de todos aquellos que ven la Hostia por lo que realmente es.

Sé que mi historia no es única. Casi todos los conversos protestantes dan testimonio del poder de la Eucaristía en sus historias de conversión. En primer lugar, llegamos a reconocer que habíamos estado leyendo ciertos pasajes de las Escrituras a través de una lente, o simplemente los estábamos ignorando. En particular, las palabras de Cristo en la Última Cena, el capítulo 6 del Evangelio de Juan y algunos pasajes de San Pablo. Luego aprendemos el verdadero significado de esas palabras. Normalmente, a través de la lectura de los Padres de la Iglesia, descubrimos que los cristianos siempre hemos creído en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, y entonces deseamos fervientemente recibirlo.

En otras palabras, experimentamos en nosotros mismos un renacimiento eucarístico. La avalancha de conversos al catolicismo es un renacimiento en sí mismo, y parece que lleva décadas produciéndose.

La Iglesia Católica se encuentra actualmente en un año de avivamiento eucarístico, y me atrevería a decir que nosotros, antiguos protestantes, tenemos alguna idea por experiencia de cómo es un avivamiento, al menos a nivel del corazón. Esto no quiere decir que todos conozcamos necesariamente en toda su profundidad el significado, la belleza, la bondad, la pasión y el amor de la Eucaristía. Creo que puedo afirmar sin temor a equivocarme que parte de nuestro renacimiento consiste en reconocer que nunca podremos conocer plenamente los misterios de la Eucaristía, porque eso sería conocer completamente el corazón de Jesús.

Y el avivamiento no consiste en última instancia en el conocimiento, pero el conocimiento es un lugar donde puede comenzar un avivamiento personal. Los antiguos protestantes fuimos atraídos a la Eucaristía magnéticamente porque llegamos a creer que Jesús estaba realmente presente, pero no sólo porque llegamos a creerlo. Por ejemplo, yo podría haber seguido siendo católico en mi teología y permanecer fuera de la Iglesia, pero ese conocimiento combinado con un deseo sincero de encontrar a Cristo es lo que me atrajo.

Queremos estar cerca de Jesús; queremos estar en su presencia; queremos que se nos muestre; queremos que nos vea; queremos la experiencia concreta de mirarle; queremos participar en su vida divina; queremos adorarle rectamente; queremos ver su amor. Todo eso sería más que suficiente, mucho más de lo que los miembros de una raza caída podrían siquiera atreverse a pedir. Pero entonces, por encima y más allá de nuestras más salvajes esperanzas, Jesús quiere todo esto también para nosotros, y quiere que lo consumamos, que comamos su Carne y bebamos su Sangre.

No todos los antiguos protestantes hemos experimentado de la misma manera este renacimiento eucarístico personal, pero todos lo hemos experimentado de alguna manera. Hemos reconocido que lo que es demasiado bueno para ser verdad, de hecho, lo es, y, habiendo encontrado la perla preciosa, estamos dispuestos a cambiarlo todo, incluso para algunos de nosotros nuestros trabajos, por la Única Cosa: Jesús.

Matt D’Antuono

“La crucifixión es el centro del universo, donde el amor, la muerte y el sufrimiento se encuentran, y donde el amor transforma la muerte y el sufrimiento”
Matt D’Antuono, profesor de física, cuando se convirtió también experimento su acercamiento a la cruz de Cristo y optó por comprarse una de 4 centímetros, la de la imagen, para sostenerla en su mano y hacerla presente en su vida

En otro artículo publicado en National Catholic Register  en 2021, D’Antuono relata que hace unos años llegó a “una nueva comprensión sobre el papel del sufrimiento en la vida espiritual, su conexión con la cruz y el poder del amor de Cristo”. Cuando experimentó su conversión que lo llevó de regreso a la Iglesia Católica en 2008,  descubrió que la cruz es la “revelación más plena del amor de Dios en el mundo” y que el sufrimiento del hombre puede estar unido a la cruz “para compartir los méritos de Jesús”.

“La crucifixión es el centro del universo, donde el amor, la muerte y el sufrimiento se encuentran, y donde el amor transforma la muerte y el sufrimiento”, asegura. D’Antuono señala que con facilidad se distrae y pasa horas sin pensar en Dios o sin intentar rezar, por lo que se preguntó qué pasaría si literalmente llevara un crucifijo consigo todo el tiempo. “Se me ocurrió que un crucifijo en mi mano sería un recordatorio constante no solo para orar, sino también para meditar en el amor de Dios y dirigir todos mis afectos hacia Él”, resalta.

Matt D’Antuono, profesor de física, en su conversión al catolicismo experimentó también el poder de la cruz de Cristo

El profesor recuerda que Jesús dice «tomen su cruz y síganme», por lo que el llevar una cruz sería tomar la palabra como lo hizo San Francisco que, “cuando escuchó el consejo evangélico de ir a vender todo lo que tenía y dárselo a los pobres”, lo siguió al pie de la letra “y cambió el mundo”. “Sé que no puedo cargar el tipo de cruz que llevó Jesús, pero quizás un pequeño crucifijo, como los que se usan en rosarios y collares, podría funcionar”, reflexiona.

D’Antuono comenta que sabía lo inconveniente que sería tener algo en la mano constantemente, especialmente en las tareas diarias, pero era consciente de que “no se trata de conveniencia”. “Entonces me pregunté, en mi inmenso orgullo y vanidad, ¿qué pensaría la gente si me vieran sosteniendo en mi mano una pequeña cruz?”, recuerda. Comprendió que su vida «no consiste en lo que otras personas piensan de mí, y soportar malentendidos sería otra forma de participar en la Pasión de Jesús». El profesor indicó que compró una cruz de cuatro centímetros y que la ha llevado todos los días.

“Para ser completamente honesto, [el crucifijo] pasa la mayor parte del tiempo metido en mi anillo de bodas, por lo que no lo sostengo activamente. No lo tengo en mis manos cuando duermo. Cuando es necesario, lo coloco en el escritorio o en la encimera donde estoy trabajando o rezando, y al menos está en mi línea de visión. Cuando hago ejercicio o un trabajo manual, lo guardo en mi bolsillo”, añade.

Como profesor da 6 consejos para perseverar en la fe en la universidad

También Matt D’ Antuono en agosto de 2023, explicó seis recomendaciones para mantener la fe viva durante la etapa universitaria a través de un artículo publicado en el National Catholic Register.

1. Conoce tu fe

El profesor de física indica que al haber crecido asistiendo a la iglesia, era blanco fácil «para que la gente viniera y me explicara qué estaba mal con el catolicismo». «El problema era que el cuadro que pintaban era una caricatura, lo que en lógica se conoce como un ‘hombre de paja’. Si hubiera sabido lo que realmente enseñó la Iglesia, habría podido responder a cualquier objeción que se le hiciera», agrega. D’ Antuono señala que nunca ha encontrado un excatólico que pueda explicar adecuadamente la fe católica, y recordó la frase del venerable Arzobispo Fulton J. Sheen: «No hay más de 100 personas en el mundo que verdaderamente odien a la Iglesia Católica, pero sí hay millones que odian lo que ellos creen que es la Iglesia Católica».

Por ello, anima a estudiar diligentemente las escrituras y el Catecismo, y remarca que el catecismo para jóvenes YouCat también es un resumen muy útil «y está escrito en un lenguaje más contemporáneo». «Hay belleza y genialidad en la enseñanza de la Iglesia, pero se necesita trabajo para poder verlo», subraya.

2. No te dejes engañar por los malos argumentos ateos

D’ Antuono indica que hay muchas versiones caricaturizadas de Dios que son fáciles de derribar. El «dios descrito y rechazado por los ateos militantes simplemente no es el Dios del catolicismo». «Si conoces a alguien que dice que comprende a Dios, puedes estar seguro de que no lo comprende. San Agustín escribió: ‘Si lo entiendes, no es Dios’. Incluso la mayoría de los profesores de filosofía no conocen la idea de Dios que enseña la Iglesia», añade.

3. Aprende los argumentos a favor de la existencia de Dios

«Podemos saber que Dios existe; ese punto no es una mera cuestión de fe», resalta D’ Antuono. El profesor de física explica que aprender los argumentos a favor de la existencia de Dios puede ayudar a «comprender el Dios que describe la teología católica» y recomienda el libro de Fradd y Delfino Does God Exist y el Handbook of Christian Apologetics de Kreeft y Tacelli.

4. Busca católicos con ideas afines

«Es muy probable que haya un ministerio católico en tu campus. Involúcrate de inmediato. Las personas con las que pasas tiempo tendrán un impacto dramático en lo que realizas y en lo que te convertirás», resalta.

D’ Antuono indica que «no existe tal cosa como un cristiano llanero solitario» y remarca que también es importante pasar tiempo con los santos, leyendo sobre ellos. «Aprenderás mucho. Estarás inspirado. Incluso puedes hablar con ellos mientras lees. Son la comunidad católica por excelencia. Y, por supuesto, no olvides ‘llamar’ a tu Madre, María, la reina de los santos», destaca.

5. No te sientas mal por ir contracorriente

El profesor de física asegura que en la sociedad actual «a menudo sucede que te sentirás como un villano si no te comprometes con las ideologías dominantes y las agendas asociadas con la moralidad liberal». «En primer lugar, el pensamiento racional sólido lleva a las mismas conclusiones que la Iglesia en cuestiones morales. No es necesario ser cristiano para estar de acuerdo con la Iglesia; solo hay que conocer la base filosófica de la moral, una teoría conocida como ley natural», remarca.

Además, señala que el «amor real, duro como las uñas y abnegado es la fuente de los preceptos de Dios» y por ello, si no parece tener sentido es porque «no comprendes el amor real, la naturaleza humana real o el corazón de tu Padre amoroso».

6. Pon tu relación con Jesús en primer lugar

D’ Antuono resalta que «nada en la vida, absolutamente nada, es más importante que una relación personal con Jesucristo», y señala que esta debe formarse «mediante la oración y los sacramentos». «Ve regularmente a Misa y a la confesión. Establece un buen horario temprano y no te des por vencido, incluso cuando falles (¡y lo harás!). Lánzate a la misericordia de Dios. Cuando cometas un error, vuelve a Dios una y otra vez si es necesario», alienta.

Finalmente concluye asegurando que el catolicismo «no se trata de un conjunto de creencias o prácticas, sino de una Persona, Jesucristo», y remarca que el encuentro con Él es el propósito real que debe tener todo lo que hacemos.


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