Papa Francisco responde ante jóvenes en Japón: ¿Cómo ayudar a los jóvenes a que se den cuenta de la propia bondad y valor? Lo plantea Masako Kudo, joven budista y profesora

* Masako Kudo: «En mi escuela, hay estudiantes que se comparan con otros y tienen sentimientos de inferioridad o superioridad. No se gustan a sí mismos y tienen baja autoestima, pero al mismo tiempo, no pueden reconocer los esfuerzos o logros de los demás. Cuando hablo con estudiantes con caras sombrías, me responden: “Tuve una pelea con mis padres. Me tratan como una molestia” o “Mis padres me comparan con mis hermanos”. Tienden a ser agresivos con otros que hacen buen trabajo en la escuela, diciendo “Tiene un cerebro diferente por naturaleza”, y “Pone una buena cara para el maestro”. Me he dado cuenta de que las actitudes de estos estudiantes son como las mías. Solía compararme con mi hermano mayor o mis amigos. Quería ser mejor que nadie y quería ser reconocida por los demás. Estoy agradecida de poder entender los sentimientos de mis alumnos, pero al mismo tiempo, como profesora, me preocupo por lo que puedo hacer por ellos más allá de escucharlos. Sírvase guiarme, Su Santidad»

Video de la transmisión en directo de Vatican News  con el testimonio-pregunta de Masako Kudo y con la respuesta del Papa Francisco en su discurso a los jóvenes en Tokio

* Papa Francisco: «Necesitamos aprender a respirar espiritualmente, a través de la oración, la meditación, en un movimiento interno, mediante el cual podemos escuchar a Dios, que nos habla en lo profundo de nuestro corazón. Y también necesitamos de un movimiento externo, por el que nos acercamos a los demás con actos de amor, con actos de servicio. Este doble movimiento nos permite crecer y descubrir no sólo que Dios nos ha amado, sino que nos confió a cada uno una misión, una vocación única y que la descubriremos en la medida en la que nos demos a los demás, a personas concretas. Para crecer, para descubrir nuestra propia identidad, la propia bondad y la propia belleza interior, no podemos mirarnos en el espejo. Para ser felices, necesitamos pedirle ayuda a los demás, que la foto la saque otro, es decir, salir de nosotros mismos, ir hacia los demás, especialmente hacia los más necesitados. No se miren demasiado a ustedes mismos, no se miren demasiado en el espejo de ustedes mismos, porque corren el riesgo de que de tanto mirarse se rompa el espejo. Les pido que extiendan los brazos de la amistad y reciban a quienes vienen, a menudo después de un gran sufrimiento»

Camino Católico.-  El 25 de noviembre de 2019, el Papa Francisco se reunió con los jóvenes en la Catedral de Santa María, Tokio. En ese encuentro tres jóvenes dieron testimonio de sus vidas ante el Santo Padre plantearon preguntas. Masako Kudo, joven budista y profesora de salud y educación física en una escuela secundaria, interpeló: “¿Cómo se puede ayudar a los jóvenes a que se den cuenta de la propia bondad y valor?”. En el video de Vatican News se visualiza y escucha el testimonio de vida-pregunta de Masako Kudo y la respuesta del Papa Francisco en su discurso a los jóvenes en Tokio, cuyo texto completo es el siguiente:

Masako Kudo

Testimonio de vida-pregunta de Masako Kudo, joven budista y profesora de salud y educación física en una escuela secundaria

Muchas gracias por darme esta preciosa oportunidad hoy. Enseño salud y educación física en una escuela secundaria.

Cuando era profesora en práctica, para el día de deporte en nuestra escuela, 38 alumnos y yo participamos en una “carrera de ciempiés” en la que líneas de corredores sostienen los hombros con las piernas unidas por una banda. A través de esta experiencia, tuve la gran alegría de ser una con un equipo trabajando duro juntos. Los estudiantes y yo crecimos, y estaba decidida a ser maestra.

Sin embargo, convertirse en maestra no fue fácil. En ese momento, practiqué la recitación del sutra de la mañana y de la noche (oración) que no había podido hacer antes. Gracias al apoyo y aliento de otras personas, pude aprobar los exámenes y finalmente me convertí en maestra.

En Japón no cesan las noticias de intimidación y suicidio, y los estudiantes tienen problemas con sus amigos, y ansiedad por los maestros o la escuela. Además, con la propagación de los teléfonos móviles, los ordenadores, los dispositivos de juego, etc., muchos niños encuentran molesto comunicarse o competir con los demás y, por lo tanto, se retraen en sí mismos.

En mi escuela, hay estudiantes que se comparan con otros y tienen sentimientos de inferioridad o superioridad. No se gustan a sí mismos y tienen baja autoestima, pero al mismo tiempo, no pueden reconocer los esfuerzos o logros de los demás. Cuando hablo con estudiantes con caras sombrías, me responden: “Tuve una pelea con mis padres. Me tratan como una molestia” o “Mis padres me comparan con mis hermanos”. Tienden a ser agresivos con otros que hacen buen trabajo en la escuela, diciendo “Tiene un cerebro diferente por naturaleza”, y “Pone una buena cara para el maestro”.

Me he dado cuenta de que las actitudes de estos estudiantes son como las mías. Solía compararme con mi hermano mayor o mis amigos. Quería ser mejor que nadie y quería ser reconocida por los demás.

Estoy agradecida de poder entender los sentimientos de mis alumnos, pero al mismo tiempo, como profesora, me preocupo por lo que puedo hacer por ellos más allá de escucharlos. Sírvase guiarme, Su Santidad, en cuanto a los tipos de interacción que pueden ayudar a estos estudiantes a tomar conciencia de su bondad y valor.

Masako Kudo

Masako Kudo interviene ante el Papa Francisco

 

La respuesta del Papa Francisco en su discurso a los jóvenes:

Un pensamiento que nos puede ayudar, para mantenernos vivos físicamente, tenemos que respirar, es una acción que realizamos sin darnos cuenta, todos respiramos automáticamente. Para mantenernos vivos en el sentido pleno y amplio de la palabra, necesitamos también aprender a respirar espiritualmente, a través de la oración, la meditación, en un movimiento interno, mediante el cual podemos escuchar a Dios, que nos habla en lo profundo de nuestro corazón. Y también necesitamos de un movimiento externo, por el que nos acercamos a los demás con actos de amor, con actos de servicio. Este doble movimiento nos permite crecer y descubrir no sólo que Dios nos ha amado, sino que nos confió a cada uno una misión, una vocación única y que la descubriremos en la medida en la que nos demos a los demás, a personas concretas.

Masako nos habló sobre estas cosas desde su propia experiencia como estudiante y maestra. Preguntó cómo se puede ayudar a los jóvenes a que se den cuenta de la propia bondad y valor. Una vez más, les quisiera decir que, para crecer, para descubrir nuestra propia identidad, la propia bondad y la propia belleza interior, no podemos mirarnos en el espejo. Se han inventado muchas cosas, pero gracias a Dios todavía no existen selfies del alma. Para ser felices, necesitamos pedirle ayuda a los demás, que la foto la saque otro, es decir, salir de nosotros mismos, ir hacia los demás, especialmente hacia los más necesitados (cf. ibíd., 171). Les quiero decir una cosa, no se miren demasiado a ustedes mismos, no se miren demasiado en el espejo de ustedes mismos, porque corren el riesgo de que de tanto mirarse se rompa el espejo. Y ya termino, ¡era hora! De modo particular, les pido que extiendan los brazos de la amistad y reciban a quienes vienen, a menudo después de un gran sufrimiento, a buscar refugio en su país. Con nosotros está aquí presente un pequeño grupo de refugiados; vuestra acogida testimoniará que para muchos pueden ser extraños, pero para ustedes pueden ser considerados hermanos y hermanas.

Un maestro sabio dijo una vez que la clave para crecer en sabiduría no era tanto encontrar las respuestas correctas, sino descubrir las preguntas correctas. Cada uno de ustedes piense: ¿Yo sé responder a las cosas? ¿Y yo sé responder bien a las cosas, hacer las respuestas correctas? Si alguno dice que sí, te felicito, pero hacete la otra pregunta: “¿Yo sé hacer las preguntas correctas? ¿Yo tengo el corazón inquieto que me lleva a preguntar continuamente a la vida, a mí mismo, a los demás, a Dios?”. Con las respuestas correctas ustedes pasan el examen, pero sin las preguntas correctas no pasan la vida. No todos ustedes son maestros como Masako, pero espero que puedan hacerse muy buenas preguntas, cuestionarse y ayudar a otros a hacerse buenas y cuestionadoras preguntas sobre el significado de la vida, de cómo podemos dar forma a un futuro mejor para quienes vendrán después de nosotros.

Queridos jóvenes: Gracias por vuestra amistosa atención, y gracias por la paciencia, por todo este tiempo que me regalaron y por poder compartir un poco de vuestras vidas. No tapen los sueños, no aturdan sus sueños, den espacio a los sueños y anímense a mirar grandes horizontes, y anímense a mirar lo que les espera si se animan a construirlo juntos. Japón los necesita, el mundo los necesita despiertos, no dormidos, los necesita generosos, alegres y entusiastas, capaces de construir una casa para todos. Yo les prometo que voy a rezar por ustedes, para que crezcan en sabiduría espiritual, para que sepan hacer las preguntas correctas, para que se olviden del espejo y sepan mirar los ojos de los demás.

A todos ustedes, y a sus familias y amigos les hago llegar mis mejores deseos, mi bendición, y les pido que se acuerden también de mandarme buenos deseos y mandarme bendiciones.

Muchas gracias.

Francisco

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