Ruth Lafortune fue abusada, stripper, prostituta embarazada, madre soltera, sin techo y «empecé a rezar: ‘Dios, dime qué hacer’»

Jeffrey Bruno

* La organización benéfica católica Good Counsel Homes ayudó a Ruth cuando estaba embarazada de siete meses y no tenía recursos y ni un techo donde acoger a su hijo cuando naciera… Ruth entró en la universidad Suffolk County Community College para empezar la carrera de Publicidad. Pronto escuchó que Dios la llamaba a «ayudar a las personas». Y ella respondió: «Dios, ¡te has equivocado de persona! (…) Si es mi vocación, entonces haz Tú que suceda»

Camino Católico.-   Ruth Lafortune, con sus impresionantes ojos y un pelo digno de Beyoncé, me recibe en la puerta de su casa con un cálido abrazo. Sus hijas juegan tranquilamente en la alfombra a nuestros pies mientras hablamos de cómo la organización benéfica católica Good Counsel Homes ayudó a Ruth cuando estaba embarazada de siete meses y no tenía recursos y ni un techo donde acoger a su hijo cuando naciera. Dios la transformó y la llamó a trabajar para ayudar a quienes pasan situaciones como las que ella vivió. La historia de Ruth Lafortune la explica Karee Santos en Aleteia.

La vida de Ruth antes de Good Counsel Homes no era fácil. Es la mediana de cinco hermanos. Su infancia fue terrible. Su madre la “golpeaba, cortaba y quemaba”. Su tío empezó a abusar sexualmente de ella cuando tenía 4 años y continuó abusando de ella hasta los 15. A lo largo de su infancia, Ruth “pensaba siempre que lo peor de este mundo era ser mujer”.

Ruth se convirtió en una “rebelde” y en “la oveja negra” de la familia. Con 20 años, se quedó embarazada de un hombre que más tarde descubrió estaba casado. Su padre le planteó un ultimátum: “Uno: abortas; dos: te casas, o tres: te largas”. Se marchó de la casa de sus padres aquella misma semana.

Entonces se mudó a la casa de otro novio y dio a luz a su primera hija, Divon Jade. Ruth no tardó en quedarse embarazada de nuevo, pero su novio se volvió “controlador y agresivo”, la golpeaba y se negaba a que saliera de casa si él no iba con ella. “Así que empecé a rezar: ‘Dios, dime qué hacer’. Y [Dios] me dijo que me marchara, que dejara a mi novio. Pero tenía muchísimo miedo”, nos confesaba.

Ruth se mudó al albergue de Good Counsel Homes en Spring Valley, Nueva York, en noviembre de 2010, embarazada de siete meses y medio. No tenía trabajo ni seguro médico y no había recibido cuidados prenatales. El personal de Good Counsel le ayudó rápidamente a recibir una cobertura médica del programa de seguros gubernamental Medicaid y la animó a solicitar ayuda estatal para alimentos.

Jeffrey Bruno
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Ruth tuvo que esforzarse mucho para adaptarse a la “estructura” de Good Counsel, que incluye tareas asignadas, un estricto horario diario y un “toque de queda” a las 18h. Sin embargo, las clases de habilidades vitales sobre “maternidad, cocina y espiritualidad (…) sirvieron de mucho”, explicó. Y fue en Good Counsel cuando Ruth por fin asimiló su historia de abuso infantil y se dio cuenta de que el abuso “no me identifica, es solo algo que me ha sucedido”.

Ruth recuerda con especial afecto a la señora Pauline, miembro del personal de Good Counsel. “Ella me enseñó a cocinar y a saber callarme cuando era necesario”, dijo Ruth entre risas. Cuando en febrero de 2011 nació Soleil, la segunda hija de Ruth, la señora Pauline acompañó a Ruth en su estancia en el hospital

Cuando Ruth regresó al hogar de Spring Valley después del nacimiento de Soleil, las demás residentes se comportaron “como hermanas”. Todo el mundo se levantaba a las 5 de la mañana y mientras una madre se duchaba, las demás madres cuidaban de los bebés. “Estábamos tremendamente unidas” y “cuidábamos de verdad las unas de las otras”, recordó Ruth. El personal también ofrecía cuidados diarios gratuitos para los bebés de las madres que trabajaban.

A pesar de toda la ayuda que ofrece Good Counsel, “nadie te trata como si fueras un niño, nadie te lleva de la mano”, aclaró Ruth. Por eso empezó a desarrollar un sentido de responsabilidad y compromiso. “Es culpa mía que esté en esta situación” de madre soltera desempleada por segunda vez, reconoció, y “necesito salir de esta situación”.

“Nunca fui una persona ambiciosa”, confesó Ruth, pero “Good Counsel te enseña la realidad y te ayuda a conocer el mundo. (…) Te empuja a querer más”. Ruth salió del hogar de Spring Valley cuando Soleil tenía tres meses. Aunque encontró un trabajo en Victoria’s Secret, no era bastante para pagar el alquiler, así que volvió a hacer striptease y a ser escort. Su marido, con quien se casó en 2013, es un antiguo cliente que la “sacó de aquella vida”.

Jeffrey Bruno
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En el otoño de 2014, Ruth entró en la universidad Suffolk County Community College para empezar la carrera de Publicidad. Pronto escuchó que Dios la llamaba a “ayudar a las personas”. Y ella respondió: “Dios, ¡te has equivocado de persona! (…) Si es mi vocación, entonces haz Tú que suceda”. Entonces, Ruth cambió sus estudios a Trabajo Social, donde terminó con honores y entrando en la sociedad de excelencia académica Phi Theta Kappa con una nota media de 3,7 sobre 4.

También empezó a trabajar como voluntaria en Good Counsel, por la insistencia que sentía de Dios, a pesar de pensar: “No, no, no, ¡no tengo tiempo!”. Su hermana Sophonie explicó que “así es como obra Dios, no trabaja según tu conveniencia”.

La primera vez que Ruth volvió a hablar con las madres de Good Counsel, “lloré y ellas lloraron”, explicó Ruth. “Dicen que les doy esperanza (…) en que las cosas irán mejor”, añadió.

Resumiendo su vida hasta ahora, Ruth concluyó: “He fallado mucho más de lo que he tenido éxito, pero mis logros han desbancado mis reveses”. Y termina citando su versículo favorito de la Biblia: “Si por la noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría” (Salmos 30,6).

Fotografiada por Jeffrey Bruno en Fairway Studios NYC con un agradecimiento especial a Sofia DeBenedicta y Frank Lettieri Jr.

Fuente:Aleteia
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