Pía Jude, abogada, y Luca Benedicta, médico, hermanas gemelas, lo dejaron todo y son monjas de Sisters of Life porque preguntaron: «Señor, cuál es tu plan para mi vida»        

«Irónicamente, ninguna de las dos expresamos nunca realmente a la otra nuestra vocación, pero el hecho de que ambas experimentamos una invitación a convertirnos en Hermana de la Vida confirma que Dios nos estaba preparando a ambas para encontrar en las Hermanas de la Vida el cumplimiento de nuestros anhelos» 

Camino Católico.- Dos hermanas que han consagrado su vida a Dios y a la defensa del no nacido en la congregación Sisters of Life, las gemelas Pía Jude y Luca Benedicta han explicado a CNA cómo llegaron a dar el «sí» a Dios y a la vida, de forma simultánea cuando de hecho una era abogada y la otra había finalizado sus estudios en medicina. Ambas ante el momento personal que vivían preguntaron por separado a Dios en adoración ante el Santísimo cuál era su plan para sus vidas. Han contado su testimonio vocacional antes de intervenir en  la multitudinaria marcha por la vida de Washington DC.

Sor Pía Jude, vislumbró su vocación en plena adoración al Santísimo, cuando le preguntó cuál era su voluntad para con su vida. Quedó impresionada de la respuesta «radical» e inmediata, al fijarse en una joven religiosa vestida con un hábito blanco sentada frente a ella: «Me sorprendió. Nunca había estado en la iglesia antes de ese momento y nunca la volvería a ver. Y así rápidamente seguí con mi respuesta: ‘¡Jesús! ¡Eso es demasiado radical!'», relata.

Sor Pia Jude de las Hermanas de la Vida.

Aunque la joven sabía que necesitaba a Jesús y quería dejarle guiar su vida, su respuesta fue aparentemente definitiva: «A cualquier lugar menos al convento». La joven estudiante continuó con su boyante carrera de derecho que la llevaría a ejercer la abogacía en Nueva York. Pero pasaba el tiempo y la imagen de la religiosa no dejaba de volver a sus pensamientos.

«Jesús, ¿cómo quieres que te ame?», preguntaba en oración. En la misma «ciudad que nunca duerme», la abogada se sorprendió al conocer a las Hermanas de la Vida -Sisters of Life-. «Vi en ellas una libertad para amar y ser amadas que no conocía. Me di cuenta de que a los 19 años, Dios estaba plantando una semilla en mi mente y en mi corazón. De que tenía un gran plan para mi amor, y sería derramado sobre aquellos que necesitaban el mayor apoyo, los más vulnerables de nuestra sociedad», asevera.

La abogada de Nueva York no tardó en tomar la decisión. Dejó atrás un prometedor futuro laboral e ingresó en la congregación Sisters of Life en 2013.

En el caso de su gemela, hoy sor Luca Benedicta, la experiencia fue similar. Se encontraba en un retiro escolar, durante una adoración al Santísimo, cuando dirigió una pregunta similar: «¿Cuál es tu plan para mi vida?». La religiosa admite que en un primer momento no entendió lo que sucedió de inmediato, al ver como «un deseo de grandeza» revolvía sus entrañas.

Sin embargo, recuerda como el Señor continuó preparando en la universidad su camino como religiosa en defensa de la vida. Fue en una clase de biología, cuando experimentó repentinamente una sensación «de asombro y emoción. Me encantó aprender sobre la forma en que está ordenada la vida,  cómo cuenta una historia. La biología cuenta una historia realmente hermosa. La maravilla de la creación, especialmente la joya suprema de la creación, la persona humana», relata. Quedo cautivada por aquella reflexión.

Pero no fue hasta que culminó su formación en medicina como residente cuando dirigió una pregunta a la providencia muy similar a la de su hermana: «¿Cuál es tu plan para mí?». «Supe que Jesús me estaba invitando a renunciar a todos los dones que me había dado en mi profesión. Escuché a Jesús decir a mi corazón: ‘Déjame mostrarte lo que puedo hacer con él’. Jesús me mostró que las semillas de mi vocación fueron plantadas en esos retiros juveniles de anhelo de grandeza; como esposa de Jesús», recuerda.

Sor Luca Benedicta de las Hermanas de la Vida.

Sor Luca Benedicta «nació» a su nueva vida en 2016, tan solo dos semanas después de que su hermana gemela ingresase en la misma congregación. Las religiosas recuerdan como sus padres pudieron disfrutar con ellas antes de acompañarlas al convento, a Pia Jude como profesa y a Luca Benedicta como postulante. «Lo hicieron con alegría y fue la gracia lo que les dio la fuerza para ese día», explica Pía.

La hermana Pia Jude comparte que durante su tiempo como postulante, experimentó tal alegría que quería lo mismo para su hermana: “Tuve que confiar la vocación de mi hermana al Señor. Cuando supe que ella iba a ingresar a las Hermanas de la Vida, pensé: ‘¡Vaya Dios! ¡Tus dones se siguen multiplicando!’”

Sor Luca Benedict añade: “Ser religiosa, y específicamente estar consagrada a este carisma de proteger y realzar el carácter sagrado de la vida humana, es algo difícil de comunicar. Hay una profundidad y riqueza en vivir en una realidad espiritual de la que es difícil hablar. Saber que mi hermana gemela sabe y comprende lo que es tan esencial para mi propio corazón y para el corazón de cada Hermana de la Vida, es realmente uno de los mayores regalos que Dios puede darle a una familia”.

Ambas admiten que se sorprendieron de encontrar la misma vocación y en la misma congregación: «Irónicamente, ninguna de las dos expresamos nunca realmente a la otra nuestra vocación, pero el hecho de que ambas experimentamos una invitación a convertirnos en Hermana de la Vida confirma que Dios nos estaba preparando a ambas para encontrar en las Hermanas de la Vida el cumplimiento de nuestros anhelos», subraya la religiosa.

Desde entonces, ambas son, como se definen en su portal web, «mujeres enamoradas del Amor encarnado, crucificado y resucitado y cautivadas por la verdad de la belleza de cada persona creada a imagen y semejanza de Dios», dando su vida «por esa verdad».

Y más concretamente, el día que profesaron sus votos prometieron «proteger» ese «carácter sagrado de la vida humana» en un país donde el aborto se lleva anualmente la vida de, al menos, 900.000 niños no nacidos. «Oramos. Ayunamos. Servimos. ¿Por qué? Porque queremos defender la dignidad y el valor de cada persona, creada desde y para el gran amor de Dios. Confiándonos completamente al Señor de la Vida, comprometemos nuestra vida a la protección de la vida humana y a la promoción de la vida nueva en Cristo, reconociendo la bondad de cada persona y compartiendo el don de la abundante misericordia de Dios con todos aquellos con quienes nos encontramos», aseguran las religiosas.


Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada: https://whatsapp.com/channel/0029VaALj3W8KMqnAzY1r00O


Para entrar en el catálogo y en la tienda pincha en la imagen

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad